Nuestras vidas sexuales han cambiado de maneras que nunca pudimos haber previsto.
El avance tecnológico de los últimos años ha cambiado la forma de las habitaciones “matrimoniales” para hacerlas parecer más bien los centros de comando de naves integalácticas.
Pantallas, tablets y smartphones han cambiado el ecosistema de la relación doméstica y podrían estar cambiando también la frecuencia de nuestros encuentros sexuales.
En una encuesta con 15 mil adultos llevada a cabo en Gran Bretaña (y publicado en The Lancet) encontró que los hombres y mujeres de entre 16 y 44 años tienen sexo sólo tres veces al mes, comparado con cinco veces al mes durante los noventas.
Otros factores en la disminución de la frecuencia en la vida sexual involucraron la presión laboral y el estrés relacionado con ella. Sin embargo, la tecnología parece estarnos separando cada vez más de nuestra vida sexual:
“Entramos a nuestras habitaciones con nuestras parejas quienes pueden estar enviando mensajes de texto, tuiteando, navegando por la web o viendo el televisor -o todo simultáneamente. Lo que esto tiene que ver con el sexo es que el sexo es que las relaciones sexuales son nuestra fuente primaria de relacionarnos y experimentar cercanía e intimidad. Si quieres mantener la intimidad necesita haber comunicación y contacto físico –y tiempo. Pienso que en la vida moderna no nos damos esas cosas tan a menudo.”
Pero más que culpar solamente a la tecnología por arruinar nuestra vida sexual debemos considerar hasta que punto cada uno de nosotros (y nuestras parejas) somos responsables de ello; es decir: las computadoras y pantallas son solamente herramientas que deberían estar subordinadas a nuestro uso y administración: el que carguemos con el celular a todas partes no debería implicar que estamos disponibles todo el tiempo. Nuestra disponibilidad para los demás (tanto personal como profesional) depende de nosotros, no de las alarmas del dispositivo.
Además, los dispositivos en la habitación también pueden darnos nuevas ideas para experimentar y ampliar nuestra vida sexual, Facebook ha cambiado también la manera en que nos relacionamos y la duración de nuestras relaciones; y existen incluso personas que sustituyen de lleno el contacto sexual humano por una forma de relaciona sexual no inhumana, sino mediada por otro tipo de dispositivos.
El avance tecnológico de los últimos años ha cambiado la forma de las habitaciones “matrimoniales” para hacerlas parecer más bien los centros de comando de naves integalácticas.
Pantallas, tablets y smartphones han cambiado el ecosistema de la relación doméstica y podrían estar cambiando también la frecuencia de nuestros encuentros sexuales.
En una encuesta con 15 mil adultos llevada a cabo en Gran Bretaña (y publicado en The Lancet) encontró que los hombres y mujeres de entre 16 y 44 años tienen sexo sólo tres veces al mes, comparado con cinco veces al mes durante los noventas.
Otros factores en la disminución de la frecuencia en la vida sexual involucraron la presión laboral y el estrés relacionado con ella. Sin embargo, la tecnología parece estarnos separando cada vez más de nuestra vida sexual:
“Entramos a nuestras habitaciones con nuestras parejas quienes pueden estar enviando mensajes de texto, tuiteando, navegando por la web o viendo el televisor -o todo simultáneamente. Lo que esto tiene que ver con el sexo es que el sexo es que las relaciones sexuales son nuestra fuente primaria de relacionarnos y experimentar cercanía e intimidad. Si quieres mantener la intimidad necesita haber comunicación y contacto físico –y tiempo. Pienso que en la vida moderna no nos damos esas cosas tan a menudo.”
Pero más que culpar solamente a la tecnología por arruinar nuestra vida sexual debemos considerar hasta que punto cada uno de nosotros (y nuestras parejas) somos responsables de ello; es decir: las computadoras y pantallas son solamente herramientas que deberían estar subordinadas a nuestro uso y administración: el que carguemos con el celular a todas partes no debería implicar que estamos disponibles todo el tiempo. Nuestra disponibilidad para los demás (tanto personal como profesional) depende de nosotros, no de las alarmas del dispositivo.
Además, los dispositivos en la habitación también pueden darnos nuevas ideas para experimentar y ampliar nuestra vida sexual, Facebook ha cambiado también la manera en que nos relacionamos y la duración de nuestras relaciones; y existen incluso personas que sustituyen de lleno el contacto sexual humano por una forma de relaciona sexual no inhumana, sino mediada por otro tipo de dispositivos.
Fuente: avantsex.com
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