Daniel Berger, periodista y colaborador de la New York Times Magazine sabe lo que quieren las mujeres – y no es la monogamia.
Su nuevo libro, que narra sus “aventuras
en la ciencia del deseo femenino”, ha tenido un gran impacto al poner en
tela de juicio el explotando mito de que el deseo sexual femenino es
menos voraz que el deseo sexual masculino. El libro, ¿Qué quieren las mujeres?,
se basa en un artículo de 2009, que recibió un montón de críticas
porque dice, entre otras cosas, que las mujeres se excitan cuando ven
monos apareándose y también hombres homosexuales manteniendo relaciones
sexuales, un patrón de excitación no visto en los hombres hetero.
Bergner afirma que la monogamia es la
forma que tiene una sociedad injusta y mojigata de restringir la
sexualidad femenina y que no tiene por qué ser forzosamente un rasgo
femenino pues la libido de las mujeres no tiene nada que ver con esto:
«La monogamia en nuestra cultura es uno
de los ideales más abrazados. Define quiénes somos románticamente, dicta
la forma de nuestras familias, o por lo menos dicta nuestros sueños
domésticos; moldea nuestras creencias acerca de lo que significa ser
buenos padres. La monogamia es –o nosotros creemos que es – parte
crucial de los cimientos que mantienen nuestra sociedad.
Se supone que las mujeres tienen que ser
las aliadas naturales, cuidadoras, defensoras. Tendrían que ser, por
tanto, biológicamente más aptas para la fidelidad. Nos aferramos al
cuento de hadas. Nos aferramos con la ayuda de la psicología evolutiva,
una disciplina cuya teoría sexual central –teoría débilmente sustentada –
que compara a hombres y mujeres, absorbe a nuestras conciencias para
calmar nuestros temores. Y mientras tanto, las compañías farmacéuticas
buscan una droga, una droga para mujeres, que funcionará como la cura de
la monogamia.»
Bergner cree que la monogamia es una
forma social de constreñir la sexualidad femenina y Tracy Clark-Flory de
la publicación Salon, está de acuerdo.
Tracy dijo que el libro de Bergner revela
“cómo la represión de la sociedad hacia la sexualidad femenina ha
moldeado los deseos y vidas sexuales de las mujeres.”
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