Este triángulo amoroso sin duda desata
pasiones. Para algunos es una fuente de fantasías en pareja, y para
otros, un placer culpable en solitario. ¿Cómo enfrentar el tema sin
prejuicios?
Maritere Lee S.
Psicóloga | Terapeuta de familias y parejas.
Uno de los temas más recurrentes en
terapia de parejas es la pornografía. Recibo un sinfín de quejas de
mujeres que reclaman que sus parejas las tienen abandonadas porque
prefieren la pornografía, o ellos reclaman que ellas no les permiten
verla en absoluto.
Entonces, ¿cuál es el límite entre lo
aceptable e inaceptable? Hagamos un alto aquí. Antes de entrar a
responder cualquier inquietud, me gustaría hablar sobre las diferencias
entre los hombres y mujeres.
Evolutivamente hablando, hemos sido
programados para funcionar de forma diferente pero con el mismo objetivo
biológico: procrear. El hombre es visual, así que su fuente de estímulo
sexual son aquellas señales de estrógeno en las mujeres: labios,
caderas, cinturas, glúteos, senos, piel. En la evolución masculina, el
ser visuales les permite determinar si una mujer es saludable y fértil.
Por eso se excitan mirando, lo que explica el éxito de los bares de
“striptease” y de la pornografía.
En el caso de las mujeres, evolucionamos
para ser contextuales y relacionales; para desarrollar mapas mentales de
las personas para su evaluación. Debido a que somos las que quedamos
embarazadas, sería insensato basarnos solo en lo visual como hacen
ellos. Es así de simple: al que le toca quedarse con el “premio”,
requiere de un mecanismo de selección más complejo. Por eso al ver una
“porno”, aunque nos excite, rara vez se nos vuelve una especie de
necesidad o pasatiempo.
Entonces, ¿por qué reclaman este derecho?
Muchos hombres utilizan la pornografía como una forma de catarsis ante
esta necesidad evolutiva y para poder manejar la fidelidad. Los he
escuchado decir “la pornografía me ha ayudado a no andar como una
pistola cargada por ahí, si no existiera creo que ya hubiese sido
infiel”.
Regresando a la pregunta inicial, pienso
que la pareja y la pornografía pueden coexistir perfectamente, siempre y
cuando haya comprensión del tema y un uso equilibrado. Lo que la vuelve
inaceptable es cuando tu pareja decide dejar de intimar contigo porque
prefiere solamente la pornografía. Existen varios trastornos
relacionados a esta industria, desde adicciones hasta disfunciones
sexuales. Por ejemplo, la famosa adicción sexual, no solo incluye a los
hombres promiscuos, también incluye a aquellos que invierten un número
exagerado de horas viéndola en momentos y lugares inapropiados, al punto
de que entorpecen sus vidas por completo.
También hay que poner atención si tu
pareja ha desarrollado algún tipo de disfunción sexual debido al abuso
de la pornografía. Hay un incremento de hombres que sufren de disfunción
eréctil desde temprana edad porque no logran excitarse con sus parejas
debido a que se han condicionado única y exclusivamente a los estímulos
que la pornografía les ofrece. Entonces, si notas que tu pareja te ha
desplazado por la pornografía y al estar contigo las relaciones sexuales
ya no son satisfactorias, no lo dudes, es hora de buscar ayuda
profesional.
Fuente: mujer.com.pa
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