viernes, 24 de enero de 2014

Tú, yo y la pornografía.

Este triángulo amoroso sin duda desata pasiones. Para algunos es una fuente de fantasías en pareja, y para otros, un placer culpable en solitario. ¿Cómo enfrentar el tema sin prejuicios?


Maritere Lee S.

Psicóloga | Terapeuta de familias y parejas.

Uno de los temas más recurrentes en terapia de parejas es la pornografía. Recibo un sinfín de quejas de mujeres que reclaman que sus parejas las tienen abandonadas porque prefieren la pornografía, o ellos reclaman que ellas no les permiten verla en absoluto.

Entonces, ¿cuál es el límite entre lo aceptable e inaceptable? Hagamos un alto aquí. Antes de entrar a responder cualquier inquietud, me gustaría hablar sobre las diferencias entre los hombres y mujeres.
Evolutivamente hablando, hemos sido programados para funcionar de forma diferente pero con el mismo objetivo biológico: procrear. El hombre es visual, así que su fuente de estímulo sexual son aquellas señales de estrógeno en las mujeres: labios, caderas, cinturas, glúteos, senos, piel. En la evolución masculina, el ser visuales les permite determinar si una mujer es saludable y fértil. Por eso se excitan mirando, lo que explica el éxito de los bares de “striptease” y de la pornografía.

En el caso de las mujeres, evolucionamos para ser contextuales y relacionales; para desarrollar mapas mentales de las personas para su evaluación. Debido a que somos las que quedamos embarazadas, sería insensato basarnos solo en lo visual como hacen ellos. Es así de simple: al que le toca quedarse con el “premio”, requiere de un mecanismo de selección más complejo. Por eso al ver una “porno”, aunque nos excite, rara vez se nos vuelve una especie de necesidad o pasatiempo.

Entonces, ¿por qué reclaman este derecho? Muchos hombres utilizan la pornografía como una forma de catarsis ante esta necesidad evolutiva y para poder manejar la fidelidad. Los he escuchado decir “la pornografía me ha ayudado a no andar como una pistola cargada por ahí, si no existiera creo que ya hubiese sido infiel”.

Regresando a la pregunta inicial, pienso que la pareja y la pornografía pueden coexistir perfectamente, siempre y cuando haya comprensión del tema y un uso equilibrado. Lo que la vuelve inaceptable es cuando tu pareja decide dejar de intimar contigo porque prefiere solamente la pornografía. Existen varios trastornos relacionados a esta industria, desde adicciones hasta disfunciones sexuales. Por ejemplo, la famosa adicción sexual, no solo incluye a los hombres promiscuos, también incluye a aquellos que invierten un número exagerado de horas viéndola en momentos y lugares inapropiados, al punto de que entorpecen sus vidas por completo.

También hay que poner atención si tu pareja ha desarrollado algún tipo de disfunción sexual debido al abuso de la pornografía. Hay un incremento de hombres que sufren de disfunción eréctil desde temprana edad porque no logran excitarse con sus parejas debido a que se han condicionado única y exclusivamente a los estímulos que la pornografía les ofrece. Entonces, si notas que tu pareja te ha desplazado por la pornografía y al estar contigo las relaciones sexuales ya no son satisfactorias, no lo dudes, es hora de buscar ayuda profesional.

Fuente: mujer.com.pa

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