Una nueva oleada de mujeres adoloridas ha surgido. Las mujeres se quejan, disfrutan pero se quejan.
Dicen terminar rozadas y con el clítoris
magullado después de un ‘agarrón’ con sus hombres. Pocas se atreven a
pedir ‘más despacito’ o ‘Sí ahí, pero no tan duro’.
Señores, hay que aprender a estimular el
clítoris. Tal vez ya que ustedes están mal acostumbrados a masturbarse
tirando con fuerza de su pene, piensen que la estimulación clitorial
mientras más intensa sea, mejor y ¡no! Para todo hay gustos y momentos,
pero por lo regular una mujer espera un poco más de delicadeza cuando la
masturban.
El clítoris y la vulva no son tornamesas,
y ustedes tampoco son DJs. No los froten como si estuvieran mezclando. O
con los dedos tan tiesos y duros que parecen artríticos.
La mejor manera de estimular de manera manual, consiste en usar la punta
de los dedos lubricados. Ya sea con lubricante artificial (con base de
agua si después penetrarán y usarán condón) o tomando un poco de lo que
ella misma comienza a producir con la excitación.
Recorran la zona con delicadeza, haciendo
formas circulares o en forma de ochos y cuando encuentren el o los
puntos que le dan máximo placer, insistan en los mismo pero no presionen
demasiado (la uretra está cerca y ella puede sentir que va a hacerse
pipí) y tampoco con un roce demasiado elevado o ella puede sentir dolor y
rozarse. Estar rozada del clítoris arde como los diablos, créanme.
Si van a hacer un cunnilingus, tampoco
succionen con demasiada fuerza. Es la zona con mayor terminaciones
nerviosas de nuestro cuerpo y puede doler, sangre pasa por todas ellas.
Usen la punta de su lengua y sí hagan pequeñas succiones pero vayan
midiéndole a su potencia lingual y vean si ella no está sintiendo más
dolor que placer. Aquella vieja práctica de hacer el abecedario con la
lengua es bastante efectiva y parte de un juego, permite que se toquen
diferentes puntos y cada mujer tiene su ‘letra’ favorita. Cuando a ella
le resulte ese movimiento maravilloso, insistan en él.
Recuerden hombres con cui-da-do. Hay
mujeres que sienten que las están tocando con la manopla del beis. No
froten con fuerza. Como dicen, trabajen con pinzas y verán, ¡verán el
resultado!
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