El deseo de besar tiene un nombre
científico: filemamanía. Y es que detrás de este gesto tan cotidiano hay
un universo químico muy complejo.
El beso es como una droga natural y si
queremos besarnos más, es porque el cerebro es adicto a la oxitocina
que, a su vez, se produce cada vez que nos besamos. Un placentero
círculo que parece no cerrarse nunca. Esta hormona influye en funciones
básicas como el enamoramiento, orgasmo, parto y amamantamiento, y está
asociada con la afectividad, la ternura, o el tocar.
El primer beso es clave
Un estudio de la Universidad de
Albany en Nueva York, publicado en Evolutionary Psychology, demostró que
tanto para la mujer como para el hombre el primer beso es clave para
continuar la relación. Un filtro esencial. Incluso, aseveran los
investigadores, a través de un beso podría detectarse, mediante
mecanismos en el subconsciente, alguna incompatibilidad de tipo
genético.
Según esta investigación, el 58% de
los hombres y el 66% de las mujeres encuestadas admitieron que pusieron
fin al romance después del primer beso. En efecto, besar no lleva al
éxito pero besar mal con toda seguridad lleva al fracaso. A juicio del
profesor Alain Montadon, autor de “El beso: ¿qué se esconde tras este
gesto cotidiano?”, el deseo de besar no se produce si no se alcanza un
acuerdo con el olfato. “El olor de la piel es o bien muy atrayente o muy
repulsivo”, afirma.
Lo que las mujeres apreciamos en un beso
Sin embargo, el hombre y la mujer
atribuyen al beso un matiz distinto. Ellos besarían esencialmente para
ganar los favores sexuales de su pareja. Para las mujeres, en cambio, el
besar sería una manera de valorar el grado de compromiso del hombre en
la relación que pueda surgir. Según el mencionado estudio de la
Universidad de Nueva York, las mujeres valoraran el aliento, el sabor y
hasta la salud de los dientes.
En particular, la potente antena
femenina del olfato, recuerda Gordon Gallup, uno de los investigadores,
se potenciaría sobre todo durante la ovulación. Como consecuencia, las
chicas estarían menos dispuestas a tener relaciones sexuales con alguien
que no sabe besar o simplemente cuyo beso no encaje con sus
preferencias sensoriales y emotivas.
Lo que los hombres aprecian en un beso
Por su parte, los hombres, según la
investigación, se fijan más, en el momento de besar, en el atractivo del
rostro de su pareja, la apariencia de su cuerpo y hasta en su peso.
Asimismo, parece que el nivel de exigencia de los chicos es más bajo:
más de la mitad de los hombres encuestados afirmó que tendría relaciones
sexuales con una mujer sin pasar por el beso. En las mujeres, este
porcentaje bajaba al 14%. No hay que olvidar que muchas prostitutas no
besan: atribuyen a este gesto un valor íntimo superior incluso al coito.
¿Qué tanto apreciamos el arte de besar?
Tres expertos opinan:
• Eduardo Brik, psicólogo y ex
presidente de la Asociación Madrileña de Terapia de Pareja: “se habla a
diario de orgasmos y posturas sexuales, pero hemos olvidado el arte de
besar”.
• Pere Font, director del Institut
d’Estudis de Sexualitat i la Parella de Barcelona (ISEP), señala en
particular como los adolescentes hoy en día “se saltan la fase previa
del erotismo”.
• Miren Mirrazabal, directora del
Instituto Kaplan y presidenta del comité científico del X Congreso
Español de Sexología, reconoce que “antes las caricias y los besos se
prolongaban más, así como los juegos eróticos. Ahora ha cambiado mucho.
Los adolescentes adelantan el coito y se ha reducido el tiempo de la
seducción, todo se hace más de prisa”.
Un beso sirve para muchas cosas más
De acuerdo con la consultora sexual
británica Relate, la liberación de endorfinas, que se produce cada vez
que juntamos nuestros labios con la pareja, combate el desánimo y evita
caer en la depresión. Porque el beso, antes que nada, es placer. La
posición fisiológica de la boca hace que esta sea, de entre todos los
órganos erógenos que tiene nuestro cuerpo, la que está situada más cerca
del cerebro, el centro donde se producen las sensaciones y las
emociones. Para tener una idea: las terminaciones nerviosas que se
activan en el beso involucran el tamaño de un área cerebral, la que
controla la boca, más grande que la relacionada con los genitales.
Así que, recuperemos el arte de besar y disfrutemos de un largo beso.
Fuente: actitudfem.com
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