domingo, 21 de septiembre de 2014

El sexo y tu autoestima.

“Realmente no me siento cómoda teniendo relaciones sexuales con la luz prendida. Siento que se va a fijar en mi celulitis, mis muslos, o en mi pancita.



Me da miedo que vea estas imperfecciones y que deje de gustarle. Esto se ha convertido en un gran problema ya que él se enoja, dice que no siento ni vivo el momento. No me suelto y estoy preocupada por algo que a él realmente no le importa. ¿Seré la única que sufre a causa de esto? ¿Hay algo que pueda hacer?”
Se ha comprobado que la autoestima y la confianza en uno mismo están correlacionadas con una mayor satisfacción sexual con la pareja.
En el siglo XXI la imagen se ha convertido en una carta de presentación. Vivimos en una sociedad con estereotipos de belleza prácticamente inalcanzables para la mayoría y resulta muy difícil no tener un conflicto con nuestras formas corporales. Comparadas con las modelos que  muestran casi nunca somos lo suficientemente altas, delgadas, rubias, morenas o lo suficientemente encantadoras como para poder considerarnos mujeres bellas. ¿Cómo no sentirnos presionadas?
Para todas las chicas de ActitudFEM que quieren tener mayor confianza y poder aceptarse para mejorar su vida sexual aquí les compartimos algunos tips:

Aceptación y Comodidad

 Recuerda que tu cuerpo es tu vehículo, la herramienta con la que vas a poder compartir todo el placer la intimidad que se asocia con hacer el amor. Empieza por hacer afirmaciones positivas diarias. ¡Me gusta cómo me veo! ¡Me queda bien este color! De esta forma lo que crees lo proyectarás.

Entiende tu Sex Appeal

 ¿Sabes qué es esto? Tu sex appeal no tiene nada que ver con tu figura, ni con tu peso, tu altura o tamaño de senos. Está relacionado con lo que haces con tu cuerpo cómo lo enseñas. De ti depende la soltura y dominio que le des a tus movimientos. A tu pareja le encantará saber cómo disfrutas de ti mostrando seguridad sexual.

Bienvenidas las curvas

 No hay nada más sexy que una mujer pueda gozar de sus curvas y senos. Mujeres como Marilyn Monroe fueron aclamadas antaño por tener cuervos reales. Negar el tamaño de tus medidas y caer en un cuerpo pre adolescente te lleva lejos de poder llegar a disfrutar de tu sexualidad.

Estimulación Visual

 ¿Te has dado cuenta como a tu pareja le encanta verte desnuda? En diferentes estudios realizados en Estados Unidos en el 2012 se ha comprobado que los hombres responden más a la estimulación visual que las mujeres.
Un hombre enamorado te mira para admirarte y por mera excitación, no para juzgarte y criticarte. Se trata más de una situación personal de seguridad que la de tu pareja analizándote.

No eres un número

 ¿Cansada de subirte a la báscula? Una lucha inalcanzable contra los números. Se ha analizado como las mujeres más críticas, rígidas y exigentes con su cuerpo son las menos felices en sus relaciones. La aceptación y la comodidad con tu propio cuerpo es sumamente importante para el disfrute de tu sexualidad y pareja.

Conoce tu cuerpo

 Para sintonizar con tu sexualidad, es útil que te familiarices con tus genitales y con el aspecto que tienen. El tener un mal concepto de tus propios genitales automáticamente impacta en tu autoestima.
Las mujeres que se sienten bien con su cuerpo tienen seis veces más posibilidades de estar sexualmente satisfechas. Así que es momento de darte un tiempo para conocer aquellas sensaciones que disfrutas. Concéntrate en sentir tu sensualidad y no marcar el objetivo de tener un orgasmo.

Aprende a mirarte

 ¿Quién eres? ¿Cómo eres? ¿Qué admiras de ti? El primer paso para disfrutar de una sexualidad plena es aprender a apreciar y amar tu cuerpo. Cuando estés sola desvístete y mírate frente a un espejo.
Conéctate con tu cuerpo y valora la belleza de tu feminidad, tanto por dentro y por fuera. Observa tus atributos físicos, tu forma y tu talla. Aventúrate a caminar por tu cuarto desnuda sintiéndote cómoda. El que poco a poco veas la desnudez como algo “normal”, te ayudará a compartirla con ese alguien.

Consiéntete

 ¿Cuándo fue la última vez que te diste un gusto? Pasa tiempo a solas. Piérdete en tu tienda favorita, vete a tomar un café, al cine o caminar. Observa cómo disfrutas de tu compañía. Esto te permitirá relajar tu mente y enfocarte en ti. El descanso y la relajación son básicos para mejorar tu estado mental y reactivar tu sexualidad.

No solo des, recibe

 ¿Generalmente tratas de dar, procurar y mimar? Si este es tu caso, te invito a que te dejes consentir más. Que puedas exigir que tú también necesitas sentirte especial.
En cuanto a la sexualidad no estaría mal que empieces a decirle a tu pareja cómo quieres que te toque. De esa forma te familiarizaras con el poder gozar y disfrutar el sexo. Recuerda que si estás cómoda con el recibir es porque una parte de ti sabe que eres merecedora de esto.

Contra tus miedos

 ¿Te resulta incómodo hacer el amor con la luz prendida? Sin embargo él goza ver cada parte de ti. Comienza teniendo relaciones bajo la luz de una vela, son tenues y favorecedoras. Esto te hará sentir más sexy y cómoda. Al final de la velada puedes cubrirte con una batita ligera y femenina.
Todo a su tiempo y recuerda de no hacer algo que no quieres. El que te sientas con control y cómoda te llevará a confiar más en ti y en tu pareja.
Si quieres ahondar más en este tema, la Psicóloga Helena Lebrija, especialista en terapia emocional y orientación psicológica, da consultas en:

Londres 75- 401 d
Col. Juárez c.p. 06600, Méx. DF
Tel. 55142689
Mail: helenlebrija@hotmail.com
Twitter:   @helenlebrija
¿Te interesa buscar una ayuda psicológica? Descubre una guía para el bienestar emocional en www.ayudate.mx y entérate cómo lograrlo.

sábado, 20 de septiembre de 2014

El día que descubrí la eyaculación femenina.

Mi primera mañana del 2010 comenzó con una plática sobre pornografía mientras desayunábamos comida de la noche anterior.


Mi amigo escocés, que además es profesor de leyes, nos habló del squirting, un fenómeno en el cual la mujer podía eyacular como un hombre o algo así. En ese momento nos reímos de él y le dijimos que esos eran trucos del porno, ¡o del diablo! Pero una de mis amigas interrumpió y nos dijo que una vez le sucedió algo por el estilo, pero que el chico se fue muy enojado porque pensó que lo había orinado. Ah, ¡simple mortal!

El primer video que nos mostró fue el de la diosa Cytherea, y digo “diosa” porque creo que ella realmente es la diosa griega bajada del cielo. Esta mujer tiene la capacidad de tener orgasmos que podrían salvar algunos de los problemas del mundo. A pesar de los ojos en blanco, los chorros y estremecimientos de esta mujer y la terrible experiencia de nuestra amiga, nosotras seguimos pensando que eran trucos o que sólo era pipí.

Fue así que decidimos llamar una amiga sudamericana —que usualmente tiene la moral a dieta— para usarla como conejillo de indias con nuestro amigo escocés. Después de una noche de copas por el centro de Nápoles, volvimos a la casa de mi novio, donde decidimos encerrarlos y llevar a cabo el experimento. A decir verdad, no tardaron mucho. Nosotros esperábamos en la sala tomándonos el segundo último whisky cuando salieron. Al ver la sonrisa de satisfacción de mi amigo, corrí al cuarto a preguntarle a ella cómo habían salido las cosas. Se limitó a mostrarme una mancha enorme en la pijama que yo le había prestado (¡ew!) y asintió con la cabeza marcando con los dedos el número dos. ¡Ese cabrón la había hecho squirtear DOS veces!

Desde ese día, nació en mí una obsesión: yo también tenía que squirtear.
Leí innumerables artículos, vi millones de pornos y algunos tutoriales, de los cuales éste vale mucho la pena. El punto es que desde 2010 intenté todo de todo con mi novio. Que si la posición de la mano, que si yo arriba y él abajo, que si intentábamos durante 40 minutos hasta que se le acalambrara la mano, bueno, una historia que se resolvió hasta el 2013. Sí, ¡TRES AÑOS! Tres años de intentos e intentos que me habían hecho casi resignarme. Había leído que no todas las mujeres estábamos hechas iguales, que no todas podíamos y llegué a pensar que tener vagina no tenía ya ningún sentido.
Pero como siempre en el ciclo de la vida (Naaaaants Ingonya ♪), las cosas las encuentras cuando las dejas de buscar, así como por casualidad.

Resulta que un buen día a mi novio le llegó la idea suicida de casarse conmigo y entre otras cosas, le dije que si me iba a casar con él, primero tenía que quitarme todo tipo de ganas, entre ellas probar con una persona de color. Obviamente me mandó a volar, pero en unas vacaciones juntos pasamos por una sexshop y decidió románticamente regalarme un dildo negro ENORME como diciendo: “ A ver si muy salsa”. Regresando al hotel intentamos de todo, pero a mí esa cosa nomás no me entraba, así que terminé echándome para atrás y no volví a jugar al Mandingo durante todas las vacaciones.
De regreso en casa, un día tuve una visión. Bueno no, nomás estaba muy cruda y cachonda y cuando me quedé dormida soñé que squirteaba. Desperté con una mezcla de frustración, emoción y lástima que provocaron que lo interpretara como una premonición. Volví a la batalla, busqué más artículos y encontré un diagrama muy explícito de la anatomía de la vagina. Pensé: “¿Por qué dicen que no todas somos iguales o que no todas podemos hacerlo, si todas venimos equipadas con lo mismo?” No es que unas traigan un interruptor mágico y otras no. Además del diagrama, encontré un video muy chusco de unas viejitas, sí, ¡UNAS VIEJITAS! que me decían lo chido que era y lo fastidioso que era limpiar el tapete. ¡Ellas a mí!

Pues el video decía —como en todos los pinches lados donde había buscado—, que la clave era el clítoris y el punto G. La idea me prendió un poco, así que le eché una miradita a mi amigo Mandingo, que llevaba empolvado ya un rato. La verdad es que estaba más mojada de lo que me esperaba y esta vez, aunque a paso lento, el dildo comenzó a entrar casi por completo. Empecé a tocar mi clitoris al mismo tiempo que usaba el juguete y sentí que el dildo tocaba una campanita muy muy en lo profundo. Luego pensé que tal vez ese era mi punto G y que estaba tan dentro, que ni mi mano ni la de mi novio, ni la de King Kong podía tocarlo. Ese día había tomado mucha agua y comencé a sentir ganas de hacer pipí, pero la idea de orinarme mientras me masturbaba como premio de consolación si no squirteaba, me excitaba. Después de darle y darle y no lograr venirme, el brazo se me estaba acalambrando y pensé me iba a dar un paro cardíaco. Imaginé mi epitafio: “1986-2013. Murió de un infarto fulminante provocado por un enorme dildo. RIP”. En cierto punto nada más me solté, relajé todo mi cuerpo, me resigné y expulsé el juguete —con la vagina, naturalmente— y con él, se vino un chorro enorme que mojó las paredes y el espejo que tenía enfrente. Lo primero que pensé fue: “¡Puta madre! Ya me hice pipí”, pero no, algo me decía que eso no era pipí. Observé curiosa el líquido y no olía a pipí, lo cual era prácticamente imposible después de la Fontana di Trevi del alcohol que me había tomado la noche anterior; tampoco era amarilla, era blanca, imposible por la misma razón. La emoción me hizo repetir el experimento y ¡oh, sopresa! Cuando el dildo volvió entrar, sentí que mi cuerpo se estremeció, aunque no había tenido ningún tipo de orgasmo, mi vagina estaba cien veces más sensible y todo era mucho más placentero. Volví a repetir y repetir la técnica penetración-estimulación y expulsión del juguete una y otra vez hasta que alcancé un orgasmo con squirting. Eso sí, nunca dejé de hidratarme.

Moraleja: Todas podemos squirtear. Todas venimos con glándulas parauretrales, un punto G, un clítoris y músculos vaginales que bien entrenados, ya sea para contraer como para expulsar, pueden hacer maravillas. El chiste es encontrar a ciegas dónde te acomodaron los muebles. El secreto está en nunca dejar de experimentar, sola o acompañada, con juguetes o con manos, en todas las posiciones posibles y sobre todo, como en todos los grandes deportes, la paciencia y la perseverancia juegan un papel fundamental.

Inténtalo. ¡Que la fuerza te acompañe!

Fuente vice.com

viernes, 19 de septiembre de 2014

¿Puedes convertirte en multiorgásmica?

Ser capaz de tener más de un orgasmo seguido en la misma relación sexual no es algo que esté al alcance de todas. Sin embargo, hay algunos trucos para intentar lograrlo.


Los orgasmos múltiples son algo que muchos científicos han negado en muchas ocasiones. Sin embargo, los estudios más recientes avalan su existencia, ya que una mujer no necesita el mismo tiempo de recuperación de un hombre, y además porque la anatomía del clítoris permite que cuando se alcanza el orgasmo pueda seguir estimulándose obteniendo igualmente placer. Pero ahora que ya nos hemos desecho del que cabe era uno de esos estigmas de los muchos que persisten sobre la sexualidad femenina, cabría destacar si en realidad una mujer puede convertirse o no multiorgásmica. Sabemos que hay mujeres que ya disfrutan de ello, pero ¿Han nacido así, o se han hecho a sí mismas de este modo?

No hay una respuesta fácil. La anatomía humana no es exactamente idéntica en todos nosotros. Así que cada mujer puede sentir con más facilidad o con menos, y esto podría estar muy relacionado con tener orgasmos simultáneos. Pero por muy difícil que nos lo ponga nuestro cuerpo, también hay muchas investigaciones científicas que avalan el hecho de que las mujeres que se conocen bien a sí mismas tienen mayores probabilidades de alcanzar un orgasmo múltiple. No se trata de una simple teoría, sino de una propuesta que parece tener mucha lógica si la pensamos bien y que además tendría todo el sentido del mundo para aquellas que sueñan con esa posibilidad de llegar a ser multiorgásmicas.

Si pensamos bien en lo que supone ser multiorgásmica hay que tener en cuenta que se trata de una cualidad que se logra tocando las teclas correctas. Solo una mujer que se conoce bien sabe lo que debe hacer para proporcionarse placer. Y es ella quién debe indicarlo a su pareja. Al fin y al cabo cada una de nosotras es única y puede tener puntos diferentes a los que estimular para dar en el clavo. Por otro lado una vez que la mujer alcanza el orgasmo, el clítoris excitado está completamente lleno de sangre. ésta en lugar de disminuir enseguida, se mantiene así durante un buen rato, y es justo ahí en dónde está la clave de volver a alcanzar un nuevo orgasmo, en seguir estimulándolo como nos gusta. Pero para saber lo que nos gusta, el primer paso que debemos dar es conocernos, y no hay mejor que la masturbación para lograrlo. ¿No te parece? ¿Te apuntas a intentar conseguir ser multiorgásmica?

jueves, 18 de septiembre de 2014

El secreto para gozar más y mejor.

¿Qué es lo que nos permite disfrutar de una actividad placentera o, por el contrario, nos produce pura frustración? ¿Por qué a veces la mente y el cuerpo responden, pero otras veces no? Lo analiza una experta.


La sexualidad es una función que involucra los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y espirituales del ser humano, que le permite relacionarse con otra persona en el nivel más profundo, le brinda un placer que no puede obtener de otras formas y, lo más importante, le permite crear una nueva vida que le garantiza su trascendencia. Pero, ¿cuál es el misterio que nos permite a veces disfrutar de una actividad sexual intensa y placentera y otras, en cambio, nos produce pura frustración? ¿Por qué a veces la mente y el cuerpo responden y otras veces no?

El secreto se basa en la química de nuestro organismo. Cada sensación corporal o emocional que tenemos (placer, miedo, ternura o rabia) son la manifestación de cambios químicos que se producen en el organismo y que vamos incorporando al cerebro mediante procesos de nuestro intelecto.

Todo empieza en el cerebro

Las sustancias llamadas neurotransmisores son biomoléculas que conectan químicamente unas neuronas con otras. Promueven indirectamente la producción de otras sustancias químicas químicas del propio cerebro o de órganos más alejados.
Sexualmente, las personas somos un procesador bio-psico-social y espiritual de sustancias químicas como la adrenalina, las endorfinas, la oxitocina, los estrógenos, los andrógenos y cientos de otras. Estas sustancias deben mantener un saludable equilibrio para que nuestra sexualidad funcione adecuadamente.

Existen muchas situaciones en las que este equilibrio se rompe. Por ejemplo, cuando  se experimenta una gran ansiedad por el propio desempeño sexual porque hay un deseo de agradar a la pareja, cuando se teme repetir una experiencia displacentera o cuando no existe con el compañero sexual un grado suficiente de confianza que habilite el diálogo y la confidencia, las glándulas suprarrenales producen una sustancia llamada adrenalina que tiene efectos de alerta en el organismo.
La sensación adrenalínica de alerta es contraria a las producidas por las hormonas sexuales (estrógenos, testosterona, oxitocina, endorfinas) y es tan potente que muchas veces su efecto neutraliza a las demás, sobre todo si la causa de su producción no se resuelve y el estrés continúa en el tiempo, se transforma en distrés o alerta crónica. En estos casos las relaciones sexuales dejarán de ser agradables, producirán una gran inseguridad y hasta ganas de evitarlas, lo cual dará origen a una mayor descarga de adrenalina, o sea, más estrés. Se cierra el círculo del no placer y del conflicto con la pareja.

Los orígenes

A mediados del siglo XX, un científico americano llamado John Money investigó las respuestas amorosas de diferentes especies animales y también de humanos. En base a sus investigaciones escribió un libro que tituló Los mapas del amor. Allí analizaba el comportamiento de las personas en su búsqueda de pareja y su estilo de vincularse.

Uno de sus hallazgos más interesantes fue que en el cerebro del humano, y también de animales de mayor desarrollo en la escala zoológica, existían recuerdos o improntas, que él llamó “patterns” relacionados con las más tempranas experiencias de relación, desde el mismo momento del nacimiento. El bebé humano o el cachorro de la especie animal guardaba en la memoria sensaciones e imágenes del modo en que había sido tratado por los primeros seres con los que se había vinculado. Estas primeras experiencias “amorosas” serían determinantes del estilo de futuras experiencias que buscaría para su vida.

Como estos recuerdos estaban grabados en un nivel subconsciente o inconsciente, aunque este individuo al crecer sintiera desagrado o sufriera por ese tipo de relaciones, no podía evitar continuarlas, repetirlas y aún buscar otras personas que reiteraran el mismo estilo de vinculación con él.

Los que se acostumbran al dolor

¿Cómo se podría comprender la búsqueda reiterativa de dolor, sufrimiento emocional o maltrato? Parecería ser que la química lo impulsa a la reiteración y a la continuidad de lo conocido. Existe un refrán popular que dice “más vale malo conocido que bueno por conocer” y se refiere precisamente a esta situación de temor al cambio.

Todo estrés implica una descarga de adrenalina desde las glándulas suprarrenales. En este sentido existen personas que viven en un estado de estrés casi permanente, llamado distrés, y se acostumbran a esa sensación. Están haciendo esfuerzos para adaptarse y continuar operando de este modo pero como lo hacen desde siempre, mantienen esta situación como una costumbre o como su forma habitual de vida y se podrían sentir muy extrañas, incómodas y hasta angustiadas si la situación cambiara, aún para bien.

De este modo, podemos entender algunos vínculos amorosos que no son “tan amorosos” y que incluyen maltrato físico, verbal, sexual, psicológico o económico, que se perpetúan en el tiempo. En esos casos, es necesario realizar un tratamiento profesional que ayude a modificar esos hábitos o costumbres y  aprender a crear nuevas improntas o “patterns”. Esto permitirá tener una sexualidad más saludable y plena, además de una mejor calidad de vida.

Por la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga de Halitus Instituto Médico.

Fuente clarin.com

domingo, 31 de agosto de 2014

Relato erótico. Ex o no Ex- That’s the question.

“Quizás algunas mujeres no pueden ser domesticadas.
Quizás necesitan correr libres hasta que encuentren alguien tan salvaje
con el que seguir corriendo.”.
 

Estaba ordenando el armario, algo que suelo hacer muy a menudo, dado que la frenética vida de la semana, que hace que saque lo primero que veo (en el sentido figurado) y vaya haciendo una pequeña montaña de trapos, que aunque te empeñes en doblar cuidadosamente, siempre terminan manga por hombro.
Aunque parezca una tontería, la ropa nos suele recordar momentos, o personas, situaciones, y nos transportan a ese instante. Creo que nadie podrá olvidar unos tacones rosas (sí, cambios de color de última hora), abrigos rojos, cafeterías en madera y sonrisas escondidas tímidamente tras gafas de sol, con tés sin teína, que ya demasiado estrés produce el día a día como para añadirle un toque más.
Con mi montaña de ropa y mis sueños esparcidos encima de la cama, me llamó mi amiga para comentarme uno de los mayores dramas que suelen tener las mujeres (y no voy a negar que quizás algunos hombres) cuando te das cuenta de que “se rompió el amor de tanto usarlo”. Eso si no te lo rompen en todas las narices cuando pensabas que nunca llegaría el momento de verle el fin. Y allí, sentada entre la ropa de recuerdos y las palabras tristes, le escuché detenidamente.
Intentaba consolarla, pero es que, cuando te rompen el corazón, no hay palabras, ni amigas, ni tiendas o chocolate suficiente que te anime. Ni altos tacones o vestidos de cuero que te saquen una sonrisa. Cuando se termina siempre se queda uno con lo peor: “no me dejaba hacer nada”, “prefería pasar el día con sus amigos a estar conmigo”, “no tuvo ningún detalle bonito”, “se le olvidó nuestro aniversario”, “empezaba con masajes de buenos días y ya ni contestaba porque no tenía tiempo…” dramas de los que te das cuenta cuando ha terminado todo. Y digo yo, ¿Cómo es que no nos damos cuenta antes? ¿por qué nos gusta no ver?
Dicen que el amor tiene fecha de caducidad, pero nadie quiere que llegue la tan temida fecha. Pero cuando llega, es un tsunami que te arrolla y te lleva directamente a la cama y a las ganas de no ver ni la luz del sol. ¿Nos van los dramas? ¿Cuánto debe durar el drama? Mi desdichada amiga seguía llorando al otro lado del teléfono, maldiciendo el día que le había conocido, lo tonta que había estado al no darse cuenta antes y cómo había sido posible estar tanto tiempo tan mal.
No nos damos cuenta, pero es la verdad. Le dije que tenía que desahogarse, salir al día siguiente y meter en una caja todas sus cosas, tirarlas a la basura o, si servía algo, donarlo a los más necesitados, desterrar cualquier recuerdo de ambos y empezar a pensar en encontrar su propio momento para empezar desde cero. Sé que es muy fácil aconsejar a los demás, pero, tampoco podemos empujar a las personas al borde del abismo, empujarles o darles la cuerda para que se la enrollen al cuello y se suiciden sentimentalmente hablando.
Tras decirle que en una hora nos veíamos en la cafetería de siempre y así, podríamos hablar con más calma y tranquilidad, rebusqué de entre la montaña de mi cama un jersey azul marino y los vaqueros y me dispuse a encontrarme con ese momento, con una amiga destrozada y un corazón roto en pedacitos.
Y es que llegas un día en el que te das cuenta de que si, en el fondo, puedes quererlo (o tener la sensación de quererlo), de que hay buena sintonía entre dos, pero eso no es suficiente. Tienes que dejar un tiempo de duelo, para asumir y asimilar que ya no hay nada, ni cenizas, y cuando pasa, pensar si merece la pena o no continuar con una amistad. En ocasiones son engaños hipotéticos de “a lo mejor cambia”, “a lo mejor las cosas va a mejor”, pero no, no, de donde no hay, no se puede sacar. Y el ex, por mucho nombre que tenga, siempre tendrá ese prefijo, odiado por muchos y ganado a pulso por otros. Y es que el prefijo “EX”, de origen latino que entra en la producción de nombres, adjetivos y verbos con el significado de ‘fuera’ o ‘más allá’ y se une a la base léxica formando una sola palabra. No deja de resultar curioso. Empezó siendo algo de fuera que convertiste en algo de dentro, lo hiciste tuyo, y ahora, vuelve al mismo término de donde comenzó. Solo que ahora siempre le unirá esas dos letras que serán lo que hagan que le odies, le ignores o con un pequeño recuerdo, quede unido a ti de por vida.
Se lo dije a ella. No lo intentes. No quieras volver a sentir, no vuelvas a engañarte. Es normal que eches de menos la sensación de estar con alguien, de tener un hombre a tu lado que te diga cosas, que te haga sentir especial. Que el refranero español es muy sabio y que “mejor sola que mal acompañada” deberían de llevarlo escrito muchas mujeres (o incluso hombres), en sus camisetas, ahora que viene el buen tiempo, a modo de reivindicación, que se entere el mundo.
Del café pasamos a las copas. Eso siempre anima, siempre hace que veas las cosas con un poco más de claridad, que pienses eso de “a grandes males, grandes remedios”, que tengas que quitarle el móvil de las manos literalmente porque es cuando más pecados se comenten. Los mayores himnos de arrepentimiento de “te echo de menos”, “prometo cambiar”, “todavía te quiero” se han dicho con más miligramos de alcohol en sangre que una destilería. Y eso lo saben muy bien los camareros que atiendes a bellas damas de bar.
 Me pedí un Martini (seco), y ella otro gin-tonic. Al menos empezaba a pensar algo más cuerda cuando el camarero le dijo que nos invitaba a otra copa si ella sonreía. Siempre lo he dicho y siempre lo diré, hay camareros con más psicología y experiencia que psicólogos recién titulados. Algunos hombres deberían aprender de ellos.
No nos engañemos, no hay nada más violento, desagradable e incluso odioso que encontrarte con un ex. Y es de esos momentos en los que no sabes si sacar el móvil de la mano y hacer como que mandas un mensaje, cambiarte de acera, dar la vuelta a medio mundo por no tropezarte o… acercarte y saludarle con un “te veo muy bien, se ve que has madurado”. Da igual la edad que tengas y el tiempo que haya durado la relación-affair-lio-rollo-entuerto que al final, ese momento llega. Y te encuentras al ex de turno con unos cuantos kilos de más, papada, canas por doquier, o igual que cuando lo dejaste. Lo que si es cierto y coincide en el 80% de los casos es que te preguntas “¿En qué estaba yo pensando cuando empecé a salir con susodicho elemento? Es cierto, casi todo el mundo se arrepiente. Eso era lo que ella pensaba. Tendrían que verse, porque los dos, además de tener amigos en común (que esa es otra, porque al final los amigos se tienen que repartir, y vuelven al lado de donde salieron), compartían algunas aficiones como la escalada.
El “no te preocupes” de turno no sirve. Y entre copa y copa, y el camarero que veía lo afectada que estaba mi amiga, le ofreció que en cuanto cerrara, la invitaba a darse una vuelta a “su lugar favorito”. A ella se le veía de lo más feliz y empezaba a pensar eso de “no hay mal que por bien no venga”. La vida es así. Todo sigue.
Los ex. Ese gran mundo desconocido del que nadie quiere oír hablar de él. Todos tenemos, como mínimo uno en nuestra maleta, con más o menos fortuna, de mayor o menor duración, con más o menos decepciones. Ex que quizás fueron algo y ahora no son nada.
Le di un fuerte abrazo, le guardé el móvil en el bolsillo de su chaqueta y le dije que al día siguiente hablaríamos. Seguramente ella despertaría con una gran resaca, con una cara algo alegre tras una noche movidita, intentos de olvido a base de besos desconocidos, orgasmos dedicados, abrazos complacidos y vuelta a la realidad.
Decir poco y que ya resulte demasiado. La tentación es de quien la tienta. A buen entendedor, pocas indirectas faltan. Que su vida ya tiene dueño y los ex, siempre ex son.

viernes, 29 de agosto de 2014

Ayúdala a experimentar maravillosos orgasmos (Guía para hombres).

Estrategias para que ella alcance el orgasmo con tu apoyo.


El orgasmo es una experiencia placentera para ambos sexos, sin embargo, hombres y mujeres difieren en la manera de lograrlo. En general, para los hombres es fácil la consecución del orgasmo. Es más, muchas veces viene demasiado rápido, en especial cuando se es joven. Para la mayoría de las mujeres el orgasmo en pareja puede ser elusivo y una meta difícil de alcanzar. La buena noticia es que puedes ayudar a tu compañera a lograr un orgasmo.
Una gran diversidad de factores entran en juego para que el orgasmo femenino se pueda detonar durante el encuentro sexual. Por el contrario, el orgasmo masculino se suele alcanzar fácilmente frotando el pene durante el sexo, aunque la pareja no le resulte particularmente atractiva a un hombre.
Ejemplos de algunos de estos factores que una gran mayoría de las mujeres necesita para alcanzar un orgasmo junto a una pareja son:
  • Una atmósfera romántica
  • Una pareja por la que realmente sientan una atracción
  • Sentirse deseadas y valoradas
  • Estar libre de resentimientos y cualquier otra emoción negativa hacia la pareja
  • Un lugar agradable y cómodo que cuente con suficiente privacidad
  • Una pareja que sea hábil en el arte de besar y acariciar el cuerpo femenino
Es responsabilidad de cada mujer el desarrollar su capacidad de ser orgásmica. Sin embargo, este aprendizaje se facilitará muchísimo si ella cuenta con un amante comprensivo y  conocedor que esté dispuesto a ayudarla. Una de las cualidades a destacar en el género masculino es el deseo de complacer a sus compañeras sexualmente, una actitud que verdaderamente apreciamos y agradecemos las mujeres.
A continuación hallarás las principales estrategias para que tu compañera experimente maravillosos orgasmos durante el sexo gracias a tu irreemplazable ayuda:

1. Crea una atmósfera romántica y sexy donde ella se sienta confiada
No hace falta que siempre la invites a cenar ni que riegues pétalos de rosas sobre la cama, aunque si lo haces verás resultados positivos. Será suficiente con que hayas creado una atmósfera cariñosa desde la mañana y a lo largo del día, tal vez con cortas llamadas telefónicas o mensajes de texto. Abrázala y bésala sin que estos gestos de afecto impliquen siempre que estás deseando tener sexo. Recuerda que para la mayoría de las mujeres los besos cargados de erotismo son importantes y necesarios – una manera de sentirse conectadas emocional y energéticamente a sus parejas – y no tan sólo un preámbulo para el sexo. Mientras más conectada emocionalmente ella se sienta contigo, más abrirá confiadamente su corazón y su cuerpo durante la intimidad sexual contigo.

2. Variado juego sexual previo
Toda mujer necesita caricias preliminares antes del sexo con penetración. Es la manera como su cuerpo funciona. El juego sexual previo – caricias y besos por todo su cuerpo, sin enfocarte en sus genitales por el momento – te permitirá ir calentando las aguas femeninas, es decir, despertar su deseo y crear un nivel de excitación lo suficientemente fuerte como para que ella ansíe la unión sexual. Aquí no se trata de tocar “botones” específicos (como los senos) de manera rutinaria y esperar que ella siempre reaccione favorablemente al encuentro sexual. Las mujeres necesitan de cierta variedad y creatividad, algo así como un juego de caricias que nunca debería repetirse de igual manera. Hoy podrían ser caricias mientras ella se ducha, mañana al momento de ver alguna película acurrucados en el sofá, y tal vez otro día, caricias furtivas mientras caminan entre la belleza natural de un parque. Todo este jugueteo erótico permanente te permitirá conocer mejor sus reacciones y sentirte en confianza para acariciarla de formas mucho más apasionadas e intensas al momento de hacer el amor.

3. Susurros y palabras tiernas, y otras más ardientes…
Las palabras tiernas y afectuosas son especiales para que ella confíe en ti. Después que ella esté entregada a tus brazos y si tienen una conexión establecida, con seguridad ella se excitará mucho más si manifiestas tu propio deseo y placer mediante sonidos un poco más apasionados. Prueba a decir palabras mucho más ardientes y explícitas (lo que se suele llamar “hablar sucio”) durante los momentos de mayor intensidad. Si la conoces bien, sabrás hasta qué punto este tipo de lenguaje es efectivo para encender su deseo y cuando se podría transformarse en algo vulgar que más bien lo apague por completo.

4. Prueba distintos movimientos y ángulos mientras estimulas su clítoris.
Los estudios señalan que sólo un 30% de las mujeres alcanza el orgasmo durante el coito sólo con la estimulación del pene dentro de la vagina. Esto indica que la mayoría de las mujeres necesita simultáneamente de estimulación en el clítoris para lograr el orgasmo durante la relación sexual. Prueba distintos movimientos y ángulos de penetración – y experimenta también con distintas posiciones sexuales – que brinden un mejor contacto con el clítoris. Sin embargo, la mejor manera de estimular el clítoris es acariciándolo directamente con tus manos, o pidiéndole a tu compañera que ella misma lo haga. Hazle sentir que es completamente normal que se acaricie el clítoris durante el sexo, y halágala cuando su nivel de placer vaya en aumento, sin que se sienta presionada a complacerte.
Los ajustes y variaciones en las posiciones sexuales y en la profundidad de penetración te permitirán estimular distintos puntos sensibles dentro de su vagina. Aunque tu mujer no sea capaz de sentir mucho dentro de ella, con una buena dosis de sensibilidad tuya, es posible que pueda llegar a percibir placer en zonas antes ignoradas de su vagina, gracias a la acción amorosa y dedicada de tu pene. Algunos de estas áreas son el punto G, en la pared anterior de la vagina, y la zona más profunda de la vagina, cerca del cuello del útero. Prueba a realizar cortas penetraciones cercanas a la entrada de la vagina (para acariciar el punto G), luego penetra más y lentamente llega hasta el fondo de ella. Allí, prueba a realizar cortas y profundas penetraciones mientras la abrazas estrechamente y te conectas emocionalmente con ella.
Varía la intensidad y rapidez de tus movimientos, pero si notas que ella se excita particularmente con alguno, no cambies y continúa con el mismo movimiento por un tiempo si notas que su nivel de excitación va en aumento. Cambios abruptos podrían hacer que la excitación que se ha ido acumulando descienda, en vez de detonar un orgasmo. Todo esto puede parecer complicado – y a veces lo es – por ello, mantén el espíritu de experimentación en todo momento y una dosis de humor que contagie a tu compañera, para que estos recorridos eróticos sean siempre placenteros, más allá de la meta de alcanzar un orgasmo. Cada encuentro será siempre muy distinto al anterior, tienen la magia de lo irrepetible…

Fuente about.com

jueves, 28 de agosto de 2014

Cómo acariciar el clítoris.

El clítoris es una poderosa zona erógena de la mujer, capaz de detonar orgasmos intensos y focalizados en la zona genital, similares a los orgasmos masculinos con eyaculación.


Esto se debe a que el clítoris y el pene poseen el mismo origen embrionario, comenzando a diferenciarse los genitales femeninos y masculinos a partir de la octava semana de gestación. El pene y el clítoris se forman a partir del mismo tejido eréctil, por eso, ambos se llenan de sangre y expanden durante la excitación sexual.
Las caricias en el clítoris pueden o no conducir al orgasmo, sin embargo, pueden producir mucho placer sensual y llenar de erotismo el encuentro sexual. A continuación encontrarás algunas sugerencias sobre cómo acariciar con sensual habilidad el clítoris. Ella nunca olvidará estas caricias.
Qué posturas elegir
Elige posiciones que le permitan a tu compañera estar en actitud receptiva, para que así ella se relaje y entregue totalmente a la experiencia. Puede estar ella acostada sobre su espalda y tú ubicado de forma paralela a su lado, acostado sobre tu estómago. O bien, tú acostado boca arriba y ella sobre ti, con sus genitales a la altura de tu cabeza. En ambos casos tendrás una hermosa vista de ellos, abiertos y receptivos a tus caricias.
Toques y caricias con los dedos
El clítoris es muy sensible y su cabeza contiene unas 8000 terminaciones nerviosas – más que el glande del pene – concentradas en una zona mucho más pequeña. Por eso, nunca retires el capuchón, porque cualquier caricia, por suave que sea, podría producir mucho dolor en vez de placer en algunas mujeres.
Es una buena estrategia acariciar primero los alrededores de la cabeza del clítoris, haciendo los siguientes movimientos:
  • Coloca tu dedo índice sobre el hueso púbico de tu compañera y deslízalo hacia el clítoris sin llegar a la cabeza. De esta manera estarás frotando el tallo del clítoris. Frota con firmeza y suavidad de arriba hacia abajo, y luego de abajo hacia arriba varias veces.
  • Frota ahora ambos lados, entre el clítoris y los labios.
  • Dibuja círculos a su alrededor, en un sentido y luego en el otro, para así ir despertando la energía sexual y la excitación.
  • Presiona con tu mano la zona del clítoris y si esta caricia es bien recibida, presiona suavemente ahora sólo con tu pulgar, sin retirar el capuchón, como si estuvieras tocando el timbre varias veces. Esta sensación puede ser muy agradable para ella.
  • Repite las mismas caricias anteriores, pero esta vez en vez de presionar con tu mano o dedo, realiza movimientos vibratorios. Si a ella le gusta esta caricia, permanece un poco más allí, estimulando otras zonas inexploradas del clítoris. Usa distintos dedos, así el efecto vibratorio tendrá variaciones y las sensaciones serán también distintas.
  • Aprieta y hala el clítoris sin descorrer el capuchón.
  • Imagina sobre el clítoris un reloj con manecillas. Con uno de tu dedo medio haz vibrar cada hora del reloj. El cuadrante arriba y a la izquierda (de ella), o sea, a las 2 horas, es el lugar donde sienten más placer la mayoría de las mujeres. Descubre el punto que lleva a tu compañera al éxtasis.
  • Haz toques de plumas con tus dedos sobre la cabeza del clítoris, haciendo que el capuchón se descorra un poco con tus caricias. Intensifica este movimiento si notas que ella está sintiendo placer creciente.
  • Frota con suaves caricias cortas arriba y abajo, y luego prueba con caricias circulares sobre el clítoris.
  • Pídele a ella que te muestre otros movimientos que le resulten excitantes.
Luego puedes recurrir a las caricias como toques de plumas sobre el clítoris. Puedes alternar estos toques con caricias húmedas con tu pene y lengua.
Caricias con el pene
La punta del pene es suave, así que esta caricia será más sutil que el contacto con la mano o dedos. De igual manera, el toque sedoso y cálido que produce el pene ayudará a activar la energía sexual en el clítoris. Realiza con tu pene movimientos circulares, arriba y abajo, en espiral y otros que vayan surgiendo en el momento. Haz que sea el protagonista de esta sesión de caricias especiales para el clítoris. Puedes alternar las caricias con la mano/dedos y las caricias con el pene.
Movimientos y caricias con la lengua
Acerca tu boca al clítoris y usa con provocadora y húmeda sensualidad tu lengua. Primero, con la lengua algo firme, pero con ternura y deseo, rodea el clítoris por sus costados, sin retirar el capuchón, arriba y abajo y en círculos.
Una vez que tu compañera se haya entregado a las delicias del placer y sepa que no harás ningún movimiento brusco que le cause dolor, puedes ablandar tu lengua, convertirla en una superficie húmeda y mullida, y así acariciar con suavidad y sensualidad la cabeza del clítoris, levantando un poquito el capuchón con la misma lengua.
Prueba a besar también con tus labios húmedos y cálidos toda la zona del clítoris y sus alrededores, mientras rodeas sus caderas con tus manos.
Haz distintos toques y caricias con tu lengua sobre el clítoris, en función de las reacciones de tu pareja. Si algo le gusta mucho quédate unos minutos allí, nunca te apresures y hazle sentir que estás disfrutando tanto como ella. Alterna caricias con los dedos y con tu lengua, eso crea variedad e introduce el elemento sorpresa, que siempre es muy excitante. Si gracias a esta sesión de caricias ella alcanza el orgasmo, será una experiencia maravillosa para ambos. Y si no llega a ese punto, con toda seguridad se habrá dejado llevar en las olas del placer contigo.

Fuente about.com

miércoles, 27 de agosto de 2014

La penetracion tántrica: mil empujes placenteros para entregarse al amor.

Las enseñanzas tántricas resaltan el hecho que la penetración ocurre dentro del cuerpo de la mujer.


Mientras que para el hombre su pene es un órgano externo, para la mujer su vagina está oculta y resguardada dentro. Por ello, la mujer está muy consciente que la unión sexual sucede dentro de ella, en especial si se encuentra conectada con el potencial erótico de su vagina y útero, y no centrada predominantemente en su clítoris. Cuando la mujer recibe a un hombre sexualmente, también lo recibe con su corazón, en lo más profundo de su ser.
Tal vez para los hombres esta experiencia de ser acogido por la mujer al momento de penetrar sea menos obvia. Cualquier hombre puede introducir su pene en la vagina de una mujer, sentir placer con la fricción y eyacular. A veces este acto puede ser bastante físico y mecánico. Las sensaciones o sentimientos tal vez estén más asociados al acto de penetrar, al erotismo del momento, y a la facilidad o dificultad al momento de introducirse, que al hecho de ser acogido afectiva y energéticamente por la mujer. Esto puede pasarse por alto o simplemente no notarse. La penetración al estilo tántrico permite que se produzca esa zona de conexión y comunicación energética entre los géneros, necesaria para que la entrega amorosa entre ambos se produzca. Veamos de qué manera.
Penetra muy lentamente
Toda penetración es como un portal que te conduce hacia un universo distinto. El momento justo antes de penetrar es clave. Estás tú allí anhelando entrar. Está ella, expectante y deseando que la penetres. Es la magia de la naturaleza que coloca a un hombre y una mujer en su respectiva polaridad sexual: la mujer dispuesta a recibir y el hombre dispuesto a dar, a adorar activamente a su compañera. Se comienza a producir el intercambio electromagnético entre las energías sexuales femeninas y masculinas.
Para que el momento sea más intenso, el sexo tántrico sugiere que penetres con mucha lentitud, estando consciente de cada gesto, cada mirada, saboreando el momento presente. Siente la expansión de tu pene, el aumento en su temperatura, longitud y grosor. Siente como va sumergiéndose poco a poco dentro, en ese ambiente agradable, cálido y húmedo. Siente como tu vagina se expande y humedece, siente cmo vibra con placer, como acoge al pene, hasta envolverlo y absorberlo por completo en tus cálidas y amorosas profundidades.
Siente las diferencias energéticas entre la penetración superficial y la penetración profunda
La penetración superficial implica mover el pene desde la abertura vaginal hasta unos 7 centímetros dentro de la vagina. Estos movimientos estimulan principalmente el clítoris y el punto G, ubicado en la pared anterior de la vagina. La penetración profunda significa llegar tan profundamente como puedas dentro de tu amante, hasta tocar o estar cerca de su cérvix (cuello uterino).
Al inicio del encuentro sexual, realiza mayor cantidad de penetraciones superficiales que profundas. A medida que desarrollas tu sensibilidad para percibir el flujo de la energía femenina, una buena regla es realizar 9 penetraciones superficiales por cada penetración profunda. Al “negarte” a penetrar profundamente desde el comienzo, las penetraciones superficiales irán encendiendo cada vez más el deseo femenino. Ella ansiará ser penetrada por completo. Su rendición a la energía masculina será mayor en este momento, cuando su cuerpo y su corazón están más abiertos y confiados. A su vez, el hombre acumula el deseo de penetrar a su compañera hasta llegar tan profundamente como pueda.
Cuando al fin penetres muy profundamente, visualiza y siente tu pene extendiéndose mucho más allá de su longitud física. Imagina que la energía de tu pene se extiende a través del útero, hasta alcanzar el corazón y luego la cabeza de tu pareja. Mientras te mantienes profundamente dentro entregando tu amor, siente como ella recibe amorosamente tu energía, mientras tú también te entregas hasta desaparecer en los brazos de tu amante… hasta experimentar una unión tan completa que no percibirás separación alguna entre ambos.
Explorar la vagina con mil movimientos amorosos
El trabajo del hombre es muy sutil porque incluye una gran cantidad de movimientos de la pelvis y los genitales para explorar todos los contornos y pliegues de la vagina. La labor de la mujer es acoger al hombre y dejarse llevar por el amor y la energía de vida. Ella sólo necesita abrirse, entregarse, dejarse llevar y abrirse aún más, física, emocional y energéticamente. Parece sencillo, pero implica conocerse a si misma, confiar en la pareja, conectarse con su sexualidad y desarrollar su capacidad de amar.
Son importantes los pequeños movimientos dentro de la vagina de tu compañera. Es importante también explorar su entrada. Además de las penetraciones profundas y superficiales, prueba a realizar giros, rotaciones y vibraciones. Estos movimientos y la variedad en las penetraciones te ayudarán y ayudarán a tu pareja a abrirse al amor. También experimentarán más capacidad para sentir placer, podrán potenciar y hacer circular la energía sexual por todo el cuerpo. Todo esto genera una mejor salud y vitalidad.
La vagina se abre de placer y el corazón femenino se expande de amor
El amante tántrico puede usar la fuerza sanadora de su pene para liberar nudos y bloqueos que impiden la completa expresión y entrega sexual de su pareja a nivel energético y emocional. Para ello, debes penetrarla de manera tierna y profunda. Sin embargo, si ella se encuentra cerrada emocionalmente, herida en sus sentimientos o ha sufrido trauma sexual, deberás limitarte a las penetraciones superficiales – suaves y cuidadosas – hasta lograr que ella se vaya abriendo lentamente. Esto podría tomarte unos minutos, varios días o algunos meses. Gracias a tu amorosa intención al momento de penetrar, ella llegará a confiar en ti y abrirá su vagina, su corazón y su alma con completo abandono. Recibirá de ti la profundidad arrasadora de tu amor y ambos la dicha de la total entrega sexual.

Fuente about.com

martes, 26 de agosto de 2014

Dime cómo duermes con tu pareja y te diré cuán de felices sois.

La forma que tenemos de dormir con nuestra pareja podría ser en realidad una manera de entender a nuestra relación y el futuro que puede o no tener.


Es bastante curioso ver cómo cosas que son rutinas diarias a las que no siempre damos la importancia que tienen podrían decirnos mucho más sobre nosotros mismos y nuestras relaciones de pareja. En este caso nos encontramos con que quizás la manera de dormir que tenemos al estar acompañadas de nuestra pareja diga mucho más de lo que esperábamos. De hecho, según éste, podemos saber cuán de felices somos con nuestras parejas con tan solo conocer cómo dormimos con ella de forma habitual. Así que si quieres pasar la prueba o al menos conocer que no tenéis el aprobado, fíjate bien en lo que te contamos a continuación.
Según este estudio, la gran mayoría de las parejas no duermen mirándose. De hecho, tan solo el 4% de ellas lo hace de este modo. Por su parte, el resto de los entrevistados o bien se dan la espalda, o bien miran hacia el mismo lado. Los primeros suponen un 42% de los entrevistados. Por su parte, los segundos lo hicieron según dicho estudio en un 31% de los casos que se han tomado como muestra para realizarlo. ¿Significa esto que la gran mayoría de las parejas son entonces infelices? Pues no. En realidad, para medir la felicidad en pareja según el modo en qué dormimos, el estudio no tiene en cuenta este factor, sino más bien la cercanía entre ambas personas, es decir, el espacio que dejamos libre entre el uno y el otro.
De hecho, a la conclusión a la que se llega con este estudio es precisamente a que para determinar si se es o no feliz en pareja, hay que fijarse en el sitio que queda libre entre ambos en la cama, independientemente de si estamos o no mirando al mismo lado o a las caras. En caso de que nos toquemos mientras dormimos, está claro que podemos decir que somos plenamente felices. Si entre ambos no hay una distancia mayor de 2 centçímetros, casi podríamos asegurar la felicidad en pareja. Y no hay demasiado de qué preocuparse si entre ambos no hay más de 72 centímetros. Es esa precisamente la distancia que separa a las parejas cuya felicidad conjunta no parece fácil de reconseguir y que demuestran serios problemas de complicidad y para entenderse.
¿Cuál es tu caso? ¿Crees que de verdad la manera en la que dormimos puede influir de forma tan determinante sobre lo felices que podéis llegar a ser o más bien es un mito?

lunes, 25 de agosto de 2014

¿Cómo se cuidan los juguetes sexuales?

Si te has preguntado alguna vez cómo se cuidan los juguetes sexuales, y querías una respuesta exacta, nosotros hoy en Intimo Centro Mujer vamos a dártela con este artículo.


Probablemente en los tiempos que corren en los que en realidad nos encontramos con juguetes sexuales de todo tipo, y la mayoría de las mujeres les han perdido el miedo a estos, creo que necesitamos más información sobre cosas básicas que antes ni siquiera se nos ocurría preguntar. En este caso concreto, desde nuestro blog, hoy queremos hablar precisamente de cómo cuidar los juguetes sexuales y en todo caso de que se conserven intactos durante mucho tiempo. Y aunque parezcan recomendaciones fáciles, no siempre son conocidas por todo el tabú que supone esta temática.

Cuidar tus juguetes sexuales

  • La higiene: los juguetes sexuales, sobre todo aquellos que están en contacto directo con tus zonas más íntimas deben ser cuidados con la máxima higiene. En este caso concreto lo ideal es lavar bien los juguetes sexuales después de utilizarlos, y también antes. Con esto evitas por un lado que tengan suciedad acumulada, y también infecciones o otros problemas que te puedan causar al no estar higienizados correctamente.
  • Cómo lavar los juguetes: para lavar los juguetes sexuales, a no ser que lo indique en la etiqueta o en la caja, no puedes sumergirlos en agua. De hecho, lo ideal es limpiarlos con un paño húmedo con agua y dejarlos secar al aire libre. Sino, también se pueden secar con una toalla bien limpia y seca.
  • Los estuches: por lo general, cuando compramos uno de estos accesorios, nos encontramos con que vienen en estuches específicos para guardarlos. Si el que ha traído el nuestro no nos acaba de convencer, siempre podemos comprar otro que nos guste más o nos sea más cómodo. En todo caso, lo importante es precisamente que sea uno exclusivo para lo que estás guardando y que no lo uses para nada más. Así te asegurarás de que se mantiene por más tiempo y además de la higiene máxima de tu juguete sexual.
  • Las pilas: por lo general, los vibradores y otro tipo de juguetes sexuales tienen baterías, y precisamente por eso  es preferible que cuando lo guardes se las quites. Si lo vas a usar en un corto espacio de tiempo, esto puede no ser necesario, pero si vas a sacarle partido después y a dejarlo sin uso una temporada, es la mejor de las opciones para asegurarte que se mantendrán en perfecto estado y que no vas a tener problemas por esta causa.

domingo, 24 de agosto de 2014

Diez datos para descubrir una infidelidad.

La infidelidad está a la orden del día y muchas pueden ser las causas que llevan a una persona a engañar a su pareja: peleas constantes, celos que atormentan, sensación de desinterés por parte del otro, necesidad de vengarse por situaciones confusas o sospechas de coqueteo con otras personas o encuentros sexuales escasos, entre otros.
 

Los estudios revelan que hoy en día los engaños son cada vez más comunes y que incluso las mujeres superan al hombre en materia de infidelidad. Y es que ellas suelen ser más cautas y estrategas a la hora de engañar, lo que hace que rara vez sean descubiertas. Los hombres suelen ser más predecibles y dejan evidencias, lo que los hace un blanco fácil para ser detectados.
En una entrevista con Infobae desde sus oficinas en Miami, el Dr. Paulo César Morocho Escandon -gerente de Agentes Privados Moch Internacional- contó que la solicitud de investigaciones por cuestiones de infidelidad es la que alcanza mayor relevancia, tal como se observa en las estadísticas de esa agencia. En más de 10 años consecutivos, el engaño estuvo presente como la primera solicitud.
Entre los principales motivos por los cuales una persona que sospecha que su pareja lo engaña y se acerca a una agencia de detectives privados, se encuentran los siguientes:
* Encontrar pruebas para ejecutar una causal de divorcio en un juicio.
* Hallar evidencias para terminar la relación por pérdida de confianza en la otra persona.
* Determinar el diagnóstico en cuanto al comportamiento de la pareja.
* Descartar la infidelidad como el motivo de la debacle de una relación y su distanciamiento.
* Conocer el grado de compromiso de un miembro de la relación. Esta solicitud suele ser hecha por los familiares de un miembro de la pareja, antes del matrimonio de ellos.
En diálogo con Infobae, Morocho Escandon reveló cuáles son las 10 señales de alerta para poder detectar una infidelidad tanto en hombres como en mujeres. Estas son:
1) Cambio de comportamiento inexplicable: una pareja basa su accionar en la comunicación y las experiencias diarias, de manera que esta conducta permite predecir y entender el comportamiento del otro. Pero cuando se observa una conducta anómala, este hecho sugiere ya un interrogante que, entre la lista de posibilidades, puede contener a la infidelidad como elemento influyente. Estas conductas son netamente subjetivas y es usual que sólo la pareja logre notar algo diferente en la otra persona.
2) Preocupación anormal por la apariencia: las personas que están en pareja conocen cuál es la posición del otro con relación al cuidado de su imagen. Sin embargo, cuando se nota una actitud un tanto exagerada por la imagen o por llamar la atención con la apariencia, existen varias posibilidades y una de ellas puede estar relacionada con la infidelidad. Esto debido a que el acto del cortejo exige la necesidad de atraer la atención del amante.
3) Actividades anormales: la empatía con lo que una persona hace o dejar de hacer es uno de los elementos más notorios en una relación, de forma tal que casi todas las personas saben qué actividades les gusta o no a sus parejas. Los cambios indicarían un interés particular sobre esa nueva actividad y entre los motivantes tal vez pueda estar la infidelidad.
4) Nuevos círculos de amistades: no debería ser un motivo de sospecha de infidelidad, a no ser que esos nuevos círculos de amigos sean excluyentes del otro, de forma que la pareja no pueda participar en ellos por diferentes exigencias o situaciones. También están los que evitan y retardan lo más posible que sus amigos conozcan a su pareja, por temor a que alguien hable de más. No obstante, su sola exclusión no es sospecha de que algo malo esté pasando, lo que sí puede ocurrir cuando la relación amorosa se ve afectada.
5) Cuidado con los medios de comunicación: para que una relación de infidelidad exista es necesaria la comunicación entre sus integrantes. Tiempo atrás, la comunicación era a través cartas o mensajes dados por personas; luego por llamadas desde teléfonos convencionales. Pero hoy en día existe una amplia variedad, como el chat, las redes sociales, WhatsApp o Telegram. Esta última aplicación permite que los chats se eliminen luego de transcurrido un tiempo que se puede establecer y esto ocurre en ambos teléfonos que se comunicaron. Telegram tiene la ventaja de no tener que estar borrando las conversaciones y de asegurarse que éstas también desaparecerán del teléfono del otro. Estar pendiente del teléfono, quitarle el sonido o tenerlo siempre en la cartera, en el caso de las mujeres, o en el saco, en el de los hombres, también pueden ser indicios de infidelidad.
6) Disminución de los encuentros afectivos: en toda relación la demostración de afecto pasa por diferentes niveles. Desde los más intensos al inicio hasta los más memorables en épocas avanzadas, pero la intensidad de la entrega es siempre decisiva. Tanto los hombres como las mujeres conocen a sus parejas y saben que algo está bien o no en el afecto que reciben del otro. De modo que -si no existe otra explicación razonable como estrés, problemas médicos, financieros, laborales o de comunicación- es necesario considerar la infidelidad como causa de una disminución de atención.
7) Cambios de humor: más arriba se mencionaron los cambios de comportamiento, pero el cambio de humor adquiere una connotación especial, ya que es lo que produce la llegada de un amante: una sensación de placer que contrasta con la injusticia de esa práctica. En el infiel, este mismo razonamiento es mirado como una situación estresante, con un grado de impotencia y molestia hacia las decisiones que está tomando, lo que le genera un estado alterado del humor.
8) Despreocupación por asuntos familiares: cuando el infiel adquiere un momento de placer, suele hacerse “adicto” a ese lapso fugaz de tiempo, tanto que sin darse cuenta abandona mucho de lo que ha conseguido en años de convivencia. Esta despreocupación no sólo es vista por la pareja, sino que también los hijos se percatan de ello y son éstos quienes lo ponen de manifiesto.
9) Elementos sospechosos en sitios propios de la pareja: es evidente que cuando se lleva cualquier tipo de relación -como en todo evento humano-, ésta siempre deja huellas. Algunas son poco perceptibles, como en el caso de los besos, pero otras son evidenciables como facturas, tickets, recuerdos de lugares, prendas pequeñas o cualquier tipo de elemento que no tiene razón de estar en un lugar que es propio de la pareja. Su presencia implica que hubo un encuentro con otra persona y el elemento hallado sugerirá la naturaleza de la relación.
10) Recordar que son sólo sospechas: y en esto va una recomendación, ya que a pesar de todo lo dicho, nada de eso es patognomónico de una infidelidad, debido a que pueden confluir dos o más de los motivos expuestos y no estar frente a una persona infiel, sino a una que tiene múltiples problemas que no se relacionan con terceros en discordia.
“Antes de tener que atar cientos de conjeturas y posibilidades, lo recomendable es que los profesionales se encarguen de este tipo de análisis. Ellos le brindarán una visión más objetiva de la realidad y sin que en ellos surja el sesgo del cariño o la duda. El compromiso será con la verdad y usted será la persona que, al final, tome la decisión que más le convenga”, finalizó el Dr. Paulo Cesar Morocho Escandon.

Fuente  derf.com.ar

sábado, 23 de agosto de 2014

El Porno En Tu Mente.

Todo el mundo conoce los escenarios fantásticos convencionales -el misterioso extraño, el trío, conocer y hacer el amor con una celebridad. Pero las fantasías sexuales son más variadas de lo que imaginamos.


En las fantasías que guionámos- en las que evocamos al tener relaciones sexuales o al soñar despiertos, y que involucran personajes y una narrativa- las mujeres en su mayoría  se enrolan en seis tipos de personajes: La Bella Dama (objeto de deseo), La Víctima (objeto de humillación o violencia), la Mujer Salvaje (iniciadora de sexo), La Dominatrix (quien ejerce poder sobre los demás), La Voyeur (que observa a otros teniendo sexo), y La Amado (que conecta íntimamente con un amante de la misma potencia).

Las fantasías improvisadas son más fugaces, a menudo provocadas por los objetos de nuestro entorno, se enfocan en las imágenes o sensaciones en lugar de en personajes o historias tradicionales. Entre las mujeres, éstas fantasías a menudo retratan la construcción y la liberación de la tensión-imitando el ciclo de la respuesta sexual en sí, e involucran imágenes  que no suelen considerarse sexual, tales como caballos, flores, el olor de un perfume,  o nubes de tormenta. Los hombres tienen fantasías abstractas también en las que objetos evocan sensaciones que se pueden interpretar sexualmente en la psique.

Las fantasías reflejan los estímulos a los que estamos expuestos en nuestro despertar sexual, de la misma forma que drogadictos aprenden a asociar los estímulos presentes cuando sienten los efectos de su droga de predilección: música, parafernalia, olores, cigarros, alcohol, etc.
Nuestras fantasías también reflejan nuestras ansiedades. Una mujer insegura acerca de su atractivo físico puede fantasearen volver locos a los hombres con su esencia. Una mujer preocupada por ser demasiado para un hombre puede fantasear de ser dominada. El deseo es como una ola rompiendo en la playa. No queremos preocuparnos de si la arena lo puede soportar.
Los hombres poderosos, pueden fantasear con renuncia al poder y someterse a la dominación de su mujer. Estudios muestran que los hombres se excitan más que las mujeres por las fantasías de ser inmovilizados, dominados, o golpeados.
Existen patrones en las fantasías que detonan la excitación por género, aquí algunas de las correlaciones:

FANTASÍA MASCULINA
-Gráfico y visual
-Dinámicas de relaciones impersonales; múltiples parejas o intercambiables.
-Se concentran más en las partes del cuerpo y en el sexo explícito

FANTASÍA FEMENINA
-Multisensorial, incluyendo el tacto
-Situaciones románticas, implicación emocional.
-Deseo surrealista y abstracto.

Fuente avantsex.com

viernes, 22 de agosto de 2014

Mujeres con arnés.

Esto de mujeres con arnés me suena un poco a eso de “mujeres al poder”, y en cierto modo es así, los arneses para mujeres es un complemento de lo mas divertido que dota a la mujer de un miembro con el que poder penetrar.
Ya vimos que cuando se trata de penetrar a un hombre, hay quien lo denomina pegging, en cualquier caso cuando una mujer está equipada con un de estos está claro lo que quiere hacer.

En realidad, aunque cada vez más parejas hetero adquieran este tipo de juguetes, por lo general son chicas que desean tener sexo con otras chicas, por tanto mujeres lesbianas que desean dar aún mas placer que con besos y caricias.
La verdad que es una solución de lo mas práctica y provocadora, imagina que llegas a casa y te encuentras a tu pareja con esto puesto y con cara lasciva… no hace falta mediar palabra, simplemente te quitas la ropa y ¡empieza la diversión!.
Para aumentar la estimulación podemos encontrar arneses dobles que permiten una penetración vaginal y anal de forma simultánea, e incluso los hay que incorporan vibrador para rizar el rizo.

Arnés doble sin cuerdas

Dentro del catálogo de arneses eróticos, quizás el mas peculiar es el arnés doble sin cuerdas ni correas, una simple imagen basta para explicar de qué se trata, pero para quien no lo pille basta decir que se sujeta insertando parte del arnés en la vagina.

arnes doble sexual 

Para obtener los mejores resultados nada como hacer unos ejercicios de Kegel que ayuden a fortalecer el suelo pélvico. A la hora de comprar puedes escoger el modelo sencillo o uno con vibrador.

jueves, 21 de agosto de 2014

Vibrador Lelo que imita sexo oral.

Este vibrador que imita el sexo oral es una de las últimas creaciones de la marca Lelo, especializada en juguetes para adultos de alta calidad y con un refinado diseño. Nada que ver con otros estimuladores orales como el popular Sqweel.

Lo vas a poder encontrar en varios colores diferentes: azul, rosado o negro. Para que te hagas una idea de su tamaño mide unos 8 cm de alto y de ancho.


Como podemos apreciar en la imagen, Lelo Ora tiene un precioso núcleo cromado por donde podemos sujetarlo, pulsando un solo botón podremos empezar a disfrutar de sus excitantes rotaciones y vibraciones, si además lo empapas con un poco de lubricante el placer está asegurado.
Este sencillo juguete sirve para dar placer en el clítoris, e imita un cunnilingus, de manera que una lo puede usar para masturbarse y luego además le podemos sacar partido en los juegos previos al coito.

vibrador lelo ora

Ora un vibrador para mujeres

Lo bueno de Ora es que no es nada aparatoso ni ruidoso, no tiene cables, ya que tiene batería recargable, pesa poco más de cien gramos y sin embargo durante una hora nos puede proporcionar diez modos de estimulación diferentes. Déjate llevar hasta una intensa estimulación en la zona clitoridiana y alcanza el orgasmo más intenso de tu vida.
En contacto con su suave superficie vas a sentir como ondas, pulsaciones y rotaciones largas como si de una lengua juguetona se tratara. Cuando estés a las puertas del orgasmo, puedes darle al botón para incrementar la intensidad un 30%… tu eliges: en la cama, en el sofá o en la ducha, pero mejor que no sea de pie por si fallan las piernas ;)

Sin duda uno de los vibradores para mujeres para interesantes que han salido a la venta en los últimos tiempos, la única pega de este estimulador oral puede ser su precio, que por ahora ronda los 130 euros.