Deja de gastar tu energía fingiendo un
orgasmo con tu pareja y enfoca toda tu energía en perfeccionar las
técnicas para llegar al placer.
- El antes. Anticipar lo que sucederá puede ser muy excitante para ti y para tu pareja, mientras cenan o están de fiesta con sus amigos dile lo mucho que lo deseas; puedes decirle discretamente lo ansiosa que estás para que estén juntos.
- ‘A hoc’. Si con todo lo que le dijiste y esos apasionados besos que se dieron en el coche de regreso no fue suficiente para que lubricarás bien, pídele un poco de sexo oral para que todos tus sentidos estén en concordancia.
- Controla tu respiración. La manera en la que respiras puede ayudarte, de acuerdo a varios expertos; algunos de ellos aseguran que si aguaras las respiración durante el orgasmo este será mejor, otros dicen que si la sostienes la alejas de tus genitales y no hay más sensibilidad, el chiste aquí es ver que te funciona a ti.
- Estimulación. Pueden alternar entre la penetración, el sexo oral y la estimulación manual de los genitales, para atacar las terminaciones nerviosas desde todos los ángulos. Si ves que tu chico está por terminar y tú aún no, cambia de técnica para seguir y llegar juntos al orgasmo.
- Confianza. Si te da pena que él te vea tan vulnerable, haciendo gestos y disfrutando, deberías considerar el nivel de confianza que tienen y si en realidad es el indicado para ti. Las relaciones sexuales requieren, como muchas cosas más, de comunicación y confianza, y ¿si no las hay?
- Olvídate. Preocuparte por qué y cuándo va a pasar, hará que te concentres en eso y no te dejarán llegar al orgasmo, disfruta cada caricia y cada sensación al máximo.
- Plan B. Ya terminaron y no llegaste al orgasmo, ¿quién dice que ahí terminó la diversión? Una sesión de masturbación hará que tu chico vuelva a ese modo cachondo, mientras descansa un poco, y ayuda a que liberes un poco de tensión.
Fuente: veintitantos.com
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