sábado, 1 de marzo de 2014

Furry: Disfrazarse de peluche, la última moda erótica.

Suaves, dulces y tiernos. Al menos hasta ahora. Los muñecos de peluche han abandonado los brazos infantiles para protagonizar la última extravagancia del siglo XXI: los furrys (peludos, en inglés).
 
Mujer disfrazada de peluche
Foto deviantart.com

Miles de personas que, en todo el mundo, disfrutan disfrazándose de ellos, adoptando sus características y ‘frotándose’ con otros ‘amiguitos’.
 Una de las primeras veces que se supo en España del ‘furryworld’ fue a través de CSI, Las Vegas. Después aparecieron fugazmente en un capítulo de She Spies, la serie que Antena 3 emite los sábados por la mañana, y ahora protagonizan el último vídeo musical de Moby, Beautiful. En él, tigres, pingüinos, conejos, alces y ardillas intercambian parejas en una fiesta que, siguiendo el argumento de la película Tormenta de Hielo de Ang Lee, termina en crimen pasional.

Y es que los encuentros sexuales forman una parte muy importante de la cultura ‘furry’. Para muchos, los disfraces son todo un fetiche y dan rienda suelta a su erótica de espuma y pelo en reuniones donde se rascan, despiojan y consuman sus instintos animales. Por supuesto está permitido el amor interespecie. Los furrys no cambian de animal según las fiestas o su estado de ánimo. Escogen uno con el que se identifican y que se convierte, en algunos casos, en su verdadera personalidad.

Cuando el disfraz está en el armario, intentan adoptar el aspecto físico de su alter-ego mediante cortes de pelo, tatuajes e incluso operaciones estéticas. También reproducen las aptitudes propias de su animal: sigiloso como el zorro, escurridizo como el conejo, tierno como una vaca… Algunos creen que han sido ese animal en otra vida. Muchos sufren dismorfia, un profundo convencimiento de que no están en el cuerpo que les corresponde.

En 2004 casi 8.000 personas acudieron a estas reuniones, un 25% más que el año anterior Los furrys tienen sus propias publicaciones, foros en internet, todo un género de comics y, por supuesto, convenciones internacionales. En 2004 casi 8.000 personas acudieron a estas reuniones, un 25% más que el año anterior.

La más importante se celebra en Philadelphia pero también se organizan en Europa, aunque en este continente los furrys no tienen tanta fuerza. Nacieron en los años 70 como un grupo de aficionados un extraño género de ciencia ficción protagonizado por muñecos de peluche, pero fue con la llegada de Internet cuando comenzaron a organizarse y crecer.

Fuente: 20minutos.es

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