domingo, 1 de junio de 2014

En una escala de asexual a ninfóman@, ¿cuánto sexual eres?

¿Cuál es el baremo que establece cuando se tiene mucho o poco sexo? ¿Se mide por orgasmos al día, al mes, al año? ¿Por la variedad del compañero de juegos? Seguramente si cualquiera de nosotros le contásemos nuestra vida sexual a un/a abuel@ por poner un ejemplo, nos tacharían de ninfóman@s, o no, que a veces quien más calla más ha disfrutado.

Me comentaba el otro día mi amiga Palomita que consideraba que ya había “follado demasiado en su vida”. Le pregunté que entendía ella como demasiado y me contestó que más de lo normal. Y ahí surge otra pregunta ¿qué es lo normal?

Desde mi humilde punto de vista, me he tomado la libertad de hacer una escala sexual, en la que creo que todos nos vais a sentir identificados en alguno de sus escalones. Vamos allá:

Nivel 1: Asexual. Según la Wikipedia, las personas asexuales no sienten atracción sexual o física hacia ninguna otra persona y no sienten deseo por el placer sexual. En otras palabras: que ni aún poniéndoseles desnudos delante Bar Refaeli (que tan de moda está últimamente por Barcelona, no sé porque será…) o Matt Bomer tienen deseos de tirarse encima de ellos y echarles lo que viene siendo un señor polvazo. Por tanto, los asexuales son personas que ante la falta de deseo sexual, tampoco se masturban.

Nivel 2: El sexo como obligación. Los que están dentro de este nivel suelen ser personas con pareja, ya sean casadas o no, que afrontan el sexo como una obligación. Es decir, mantienen relaciones sexuales sólo porque no le queda otra, probablemente por insistencia de la pareja. Aquí encajarían las personas que frecuentemente menciono, los del domingo por la tarde con la luz apagada. ¿Masturbarse o hacer sexo oral? ¿Estamos locos o qué? No tienen iniciativa sexual alguna, se limitan a tumbarse en la cama y a optar por ser como una muñeca hinchable con cara de fastidio. No penséis sólo en chicas, hay hombres que también lo hacen.

Nivel 3: Ni fu ni fa. Aquí encajarían las personas a las que les es indiferente el sexo, aquellas que si la pareja les propone hacer algo no dirán que no. Incluso también encajarían esas personas que cuando salen, si les entran a ellas y acaban teniendo sexo pues bien, pero si se van a casa tal como han venido tampoco les importa. Tienen poca iniciativa para proponer, y cuando están enfrascados en el sexo destacan por actuar como si estuviesen haciendo algo rutinario, como por ejemplo fregar los platos.

Nivel 4: Disfrutando del sexo. En este nivel incluiría a las personas que sin que consideren el sexo como una prioridad en su vida, cuando se ponen lo disfrutan. En el caso de tener pareja les gusta disfrutar del sexo con ella con relativa frecuencia aplicándose concienzudamente en la tarea. En el caso de soltería, a estas personas les gusta tener una agenda a la que recurrir de vez en cuando y, de esta forma poder saciar sus necesidades sexuales.

Nivel 5: El sexo como placer. Hemos llegado al nivel que yo considero que es el ideal. En este nivel encajarían las personas que incluyen el sexo como uno de los placeres de su vida, pero no de boquilla ¿eh? No, un placer del que se disfruta. Los que tienen el sexo como placer, aparte de buscar el propio, buscan el placer de la otra persona. Son personas que siempre están dispuestas a disfrutar del sexo ya sea en compañía o en solitario (al gusto de cada uno), lo necesitan con mucha frecuencia. Son personas que siempre están imaginando como hacer que la siguiente ocasión sea aún más placentera que la anterior, buscan nuevas ideas, nuevas fantasías que llevar a cabo, no se ven frenados ni por el momento ni por la situación, siempre ven de ello un momento muy provechoso. Además, son personas que saben apreciar el arte de la autosatisfacción, no lo ven como un sustitutivo, sino como un complemento más del placer.
Las personas solteras que más se identifican con este nivel, son las que tienen una amplia agenda de contactos para poder vivir variadas travesuras sexuales.

Nivel 6: Ninfóman@. Ninfómana en el caso de las chicas, sátiro en el caso de los chicos. Este es el extremo opuesto a la asexualidad, en muchos casos estamos hablando de un trastorno. Estamos hablando de personas que buscan el sexo incansablemente, que una vez que han acabado quieren más, más y más. Bajo mi punto de vista el límite que marca el hecho de que sea una enfermedad o no, reside en el hecho de si el sexo provoca problemas en el día a día o no. Me explico, en el caso de trastorno una persona puede incluso dejar el trabajo por irse a “disfrutar” del sexo, gastarse todos sus ahorros en el sexo, etcétera; situaciones que como llaman los expertos impiden el funcionamiento social.
La otra vertiente de este último nivel serían las personas hipersexuales, las que tienen una gran necesidad de sexo sin llegar a ser patológico. Personas que a lo largo del día necesitan una cierta “dosis” de sexo muy elevada pero, no influye en el funcionamiento de una vida totalmente normal, es decir, quieren sexo en los momentos que se lo pueden permitir.
Seguro que hay más niveles, pero creo que he sabido resumirlo bastante bien. Ahora viene la pregunta, ¿en qué nivel os habéis sentido identificados? ¿Qué nivel incluiríais vosotros?
Las fantasías, los deseos, la variedad… Todo está al alcance, recuerda: el límite lo pones sólo TU.