Desde hace 10 años, Amador
se dio “el chance” de buscar placer sexual en el beso negro, práctica
en la que mediante el uso de la lengua, ya sea lamer o chupar, se besa
el ano de la pareja con el objetivo de estimular sexualmente a la
persona que lo recibe.
Al principio, relató, no aceptaba ser
quien besara, pues creía que era una “cuestión muy asquerosa”, pero
después descubrió que esta actividad era un arma, asegura, para tener
una relación fuerte en cuanto a lo sexual.
“El beso negro es más que sexo oral, va
más allá. Mi primer acercamiento fue cuando me lo aplicaron. Dije ‘¡wow
qué maravilla!´ Fue gran sensación. Al principio, yo no quería ser el
que besara, porque para mí era una cuestión muy asquerosa; sin embargo,
cuando acepté ejecutar el beso, me gustó, ya que el placer que se siente
es el mismo que proyecta tu pareja. Es muy excitante”.
Amador, quien prefirió ocultar su nombre,
mencionó que descubrió que si le practicaba el beso negro a un hombre
heterosexual, éste “se pierde, dobla las manitas”, pues argumenta que
ellos no conocen el placer anal, debido a que están acostumbrados a
tener relaciones sexuales con su pareja por la vagina. “No piensan que
algo se les pueda hacer en el trasero. Les enseñas que en el ano puede
encontrar un placer fuerte”.
Erotismo y sensualidad en el beso del colibrí
En la antigua Grecia, la superioridad
masculina se trasladaba a la práctica sexual: el hombre tomaba a la
mujer por detrás, y ésta tenía que adoptar una posición sumisa;
asimismo, en la Edad Media, los clérigos cristianos no eran del todo
célibes, lo que generaba rumor de su atracción hacia miembros de su
mismo sexo. Algunos retablos -estructura arquitectónica que decora el
altar de una iglesia- retrataron a personas que realizaban el anilingus o
mejor conocido como beso negro.
“El beso negro o también conocido como
beso del colibrí tiene que ver con la perversión, erotismo y sensualidad
del ser humano, así como con el permiso que nos demos. Es una práctica
tan común y frecuente, pero tan guardada, porque obviamente tiene una
connotación de suciedad”, mencionó Javier Martínez Badillo, especialista
en infecciones de transmisión sexual.
En entrevista para NotieSe, apuntó que el
contacto de los labios con el orificio del ano genera sensaciones de
excitación y placer a la pareja; además, señaló que algunas parejas lo
realizan dentro de un juego erótico, de sensualidad y de conocimiento de
sí mismo y del otro.
El también coordinador de la Red Mexicana
de Personas que Viven con VIH/sida señaló que uno de los mitos
alrededor de esta práctica es el relacionado con “la suciedad, lo malo,
lo pecaminoso, lo puerco”, pues es en el ano por donde se secretan heces
fecales. Ante esto recomendó que la opción es lavarse esta parte del
cuerpo antes de llevar a cabo un beso negro.
Recalcó que algunas personas se realizan
enemas -procedimiento de introducir líquidos en el recto y el colón a
través del ano para hacer el lavado desde el estómago hasta el intestino
para que no queden residuos de materia fecal- antes de que les realicen
un beso negro. Sin embargo, advirtió que estos lavados no se deben
efectuar más de dos veces a la semana, ya que el organismo puede hacerse
dependiente de esta práctica.
El experto aconsejó no lavarse el ano con
jabón pues podría irritarse la mucosa anal, sino solamente con la
espuma que sale del baño. “Para quitar cualquier exceso de materia
fecal, con movimientos circulares de adentro hacia afuera podemos
limpiarlo, pero no en más de dos ocasiones. También podemos retirar un
poco de vellosidad para que estos residuos no queden atrapados”.
Otro de los mitos, añadió, es que esta
práctica la realizan sólo las personas homosexuales, cuando en realidad
no importa la orientación sexual del varón para sentir placer en esta
zona del cuerpo.
“No creo que sea más practicado por
homosexuales sino son ellos quienes más hablan del tema y los que más lo
permiten. A diferencia de las parejas heterosexuales, regularmente, no
todas, primero está el noviazgo y después la cama. Mientras, que en las
parejas homosexuales está primero el `cogemos´, y si nos llevamos bien,
igual salimos y nos hacemos novios. Tiene que ver con esa expresión de
la sexualidad, unas tardan más que otras. Obviamente, quien lo llevan a
cabo más prontamente, sin tantos tapujos, son las personas homosexuales,
más propio en los hombres”.
Placer por el ano
Ante la interrogante sobre si en las
relaciones heterosexuales hay más placer en el ano o en la vagina, el
experto comentó que son complementos puesto que la vagina tiene sus
propias enervaciones, como el punto G, el clítoris. Agregó que el simple
hecho de pasar la yema de los dedos desde el vello púbico, los labios
mayores y menores hasta la introducción del pene o dildo genera placer.
Por ejemplo, en la posición del misionero: ella abajo y él arriba.
Algunos varones piden a la mujer que les toque el ano para tener una
sensación más placentera. ¿Por qué esto?, porque el ano tiene
enervaciones y en algunos momentos hasta meter el dedo puede provocar
esa sensación placentera en la próstata.
Apuntó que las prácticas sexuales tanto
en el ano como en la vagina son complementarias para el placer. “El
hecho de que alguien acaricie la vagina, pero que sepa hacerlo, pone en
sensación el deseo y el disfrute sexual para las mujeres. La misma
persona puede tocar el ano de una mujer, con delicadeza, puede ser con
los dedos, una pluma, y entonces el ano va a responder. Cuando se toca
el ano y la vagina, es un complemento al disfrute”.
Mientras, añadió Martínez Badillo, en el
caso de los hombres homosexuales, la penetración anal es la que brinda
el placer, pues se llega a tocar la próstata de quien está siendo
penetrado.
VIH y el anilingus
El experto destacó que si no se tiene una
higiene adecuada al practicar el anilingus podrían presentarse
problemas de salud, debido a la presencia de bacterias, virus o
parásitos alrededor y dentro del recto. Las infecciones que se adquieren
pueden provocar diarreas, y puede haber transmisión de hepatitis A, B y
C, clamidia, papiloma, gonorrea, herpes y VIH/sida.
Sin embargo, destacó que no se podría
adquirir ninguna infección si el ano está limpio y en adecuadas
condiciones; es decir, “buena elasticidad, lubricación, pigmentación y
poca vellosidad, así como mantener una adecuada nutrición. La salud de
tu piel incluye la de tu ano. A veces éste se encuentra más limpio por
fuera que la propia boca, misma que está expuesta a coger hongos,
bacterias y virus. Si no nos enfermamos es porque tenemos amígdalas,
encargadas de atrapar a los gérmenes que causan infecciones”.
En cuanto al VIH, Jesús Casillas
Rodríguez, director de la Clínica Especializada Condesa, indicó que hay
un peligro “no alto” de contraer el virus al practicar el beso negro,
pues enfatizó que el punto de riesgo se encuentra cuando en el contacto
sexual hay sangrado.
Por ejemplo, si la persona que está dando
el beso tiene una herida en la boca, las encías inflamadas está la
posibilidad de que haya sangrando, el cual estaría en contacto con la
mucosa del ano, y así transmitir el virus, en el caso de que alguna de
las dos tenga VIH.
“La saliva normalmente no es contagiosa,
no transmite el virus, pero si está contaminada con sangre evidentemente
es una fuente de contagio. La mucosa del ano sí tiene capacidad de
adquirir el virus como si fuera la mucosa de la boca, si es que a esa
parte llega la saliva con sangre.
Protección para la práctica sexual
Javier Martínez , quien también es
coordinador del Centro de Atención Profesional a Personas con Sida
(CAPPSIDA), informó que para evitar el contagio de infecciones es
recomendable utilizar un plastipack -trozo de látex-, y utilizarlo como
una “pared” que impedirá un toque directo de la lengua con el ano de la
pareja; asimismo, no habrá contacto de la mucosa bucal con la anal ni
con sangre o restos fecales. Agregó que entre más delgado esté el
plástico es mejor, pues el grosor del material hace que se pierdan las
sensaciones.
“Si tu pareja sexual no te convence al
100 por ciento o por seguridad puedes utilizar estos cuadrados de
plástico; los pones en el ano y puedes llevar a cabo las lengüeteadas,
los besos y las mordidas”.
Recomendaciones para practicarlo
Para aquellas personas que aún no están
convencidas de practicar el beso negro, recomendó que experimenten algo
nuevo “siempre da temor; sin embargo, con cuidado y limpieza. Además de
la confianza con quien se va a llevar a cabo esta práctica sexual se
puede garantiza el placer. Tocar tu ano, descubrir cómo está conformado,
qué pliegues tiene y cómo se siente. Incluso, jugar con aceites o
lubricantes a base de agua para conocer más la anatomía de tu ano”.
Aconsejó tomar un baño en pareja y así
asegurar el lavado anal previo al beso negro. “Debemos revisar si
nuestras parejas sexuales tienen alguna infección en el ano y
preguntarles cada cuánto se desparasitan y si ya se aplicaron la vacuna
contra la hepatitis B y C, y si queremos, utilizar instrumentos que
aumenten la excitación, como plumas de ganso, dulces o alguna sustancia
como yogurt o helado”.
Indicó que la comunicación, la seguridad y
la autoestima son los beneficios que otorga la práctica del beso negro.
“Tiene que ver con el ´te gusta, platiquemos. Qué sentiste´. Es el
permitirse estas prácticas, claro con las recomendaciones de higiene y
salud. Esto te permite desarrollar más técnicas, más caricias y besos, y
te da seguridad ante quien eres”.
Cabello corto y castaño, ojos detrás de
unos lentes, manos un tanto temblorosas y de recuerdos fugaces, es así
como Amador aconsejó que todas las parejas se den la oportunidad de
probar otras prácticas sexuales. “Sé que no es fácil por el tabú de
suciedad que rodea al ano, pero traten de verlo como una parte más del
cuerpo como el brazo o la boca y déjense llevar por el beso negro,
pónganle yogurt, chocolate líquido, refresco o cerveza”.
Fuente: notiese.org
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