Muchas mujeres juran que lo tienen pero
un nuevo reporte, resultado de 60 años de investigación, demuestra que
la ciencia no ha sido capaz de localizar el punto G.
Los científicos han usado encuestas,
escaneos, biopsias, todo para intentar ubicar el punto máximo del
orgasmo femenino. Después de años de investigación y el análisis de más
de 100 estudios publicados al respecto, los investigadores llegaron a
una conclusión:
“Sin duda alguna, esta pequeña parte de
la anatomía femenina llamada punto G, no existe”. Así lo expresó el Dr.
Amichai Kilchevsky, autor del estudio publicado el 12 de enero en el
Journal of Sexual Medicine.
Kilchevsky aseguró que su estudio no 100%
conclusivo, dejando abierta la posibilidad de que otros científicos en
el futuro logren encontrarlo.
Una búsqueda de medio siglo
El punto G se llama así en honor al Dr.
Ernst Gräfenberg quien en 1950 describió un área vaginal particularmente
sensible de 1 o 2 cm de ancho. Su descripción puso a la medicina
occidental patas arriba, y se lanzaron a la búsqueda de este pequeño
punto que aparentemente revolucionaría la vida sexual de las mujeres.
Gräfenberg no fue el 1º en reportar su
existencia. El Kamasastra y el Jayamangala, escritos que datan del siglo
11 en India, describían ya la existencia de una zona erógena en las
paredes vaginales.
Para el estudio de Kilchevsky se
revisaron decenas de estudios y encuestas. Las mujeres dijeron saber que
existía este punto, pero la mayoría decían nunca haberlo encontrado.
Otros científicos han optado por las
pruebas físicas, realizando biopsias de tejido vaginal. Los resultados
han demostrado que existen más terminaciones nerviosas en ciertos puntos
de la pared, restituyendo la existencia del punto G. Pero por cada
estudio que lo demuestra, existe otro estudio que no ha podido
demostrarlo.
En 2008 realizaron ultrasonidos a mujeres
que reportaban haber tenido orgasmos vaginales, y encontraron un área
de tejido más grueso en el área en cuestión, mientras que mujeres que
nunca habían reportado orgasmos vaginales tenían más delgada esa misma
zona. Sin embargo, los resultados no eran contundentes, variaban
demasiado de mujer a mujer.
Kilchevsky espera que su estudio le dé
esperanzas a las mujeres que se preocupan porque no encuentran su punto G
o porque nunca han experimentado este tipo de orgasmos. Tampoco cree
que las mujeres que aseguran haberlo encontrado estén locas, sino que
piensa que es una continuación del clítoris, que es lo que muchos
científicos terminaron concluyendo.
Una parte del clítoris se extienden hasta
las paredes vaginales, haciéndolas más sensibles, justo en el punto en
que debería localizarse el punto G.
Un estudio alentador
Dentro de las investigaciones de este
Dr., se encuentran las resonancias magnéticas. La estimulación del
clítoris, la vagina y el cérvix enciende diferentes áreas del cerebro,
lo significa que cada parte genera una reacción diferente en el
organismo.
Los científicos que condujeron este
estudio se inclinan más hacia la creencia de que el Punto G sea toda un
área de la pared vaginal, más que un punto en sí mismo, haciéndolo más
difícil de localizar pero menos estresante.
Otros estudios sugieren que todo el
conjunto de la pared vaginal, clítoris y uretra forman un equipo que
podría denominarse como complejo clitoral, donde sucede toda la
diversión, y que estimular cualquier parte de esta área resultará en
placer femenino.
A final de cuentas, si existe o no el
punto G es irrelevante. Las que lo hayan encontrado deben haber
experimentado mucha felicidad, las que aún no lo encuentran no dejen de
intentarlo, porque de cualquier forma, el resultado es placentero.
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