Ya desde hace tiempo hemos
estado sometidos a una represión cultural sobre la sexualidad en
general y también sobre el sexo a solas.
Este tema se ha basado en
un interminable listado de daños físicos y problemas psicológicos que la
práctica podía acarrear: desde ceguera, sordera, infertilidad,
impotencia, eyaculación precoz, imbecilidad y retraso intelectual,
cansancio, granos, agotamiento físico, ojeras, adicción, obsesión,
reclusión de uno mismo, carácter antisocial, deformaciones de los
genitales e infecciones varias; un sin fin de consecuencias que impedían o perjudicaban dicha práctica.
La autoexploración es una forma de
reconocer nuestro cuerpo, saber qué se siente, qué pasa y cómo reacciona
frente al contacto; es natural en cualquier etapa de la vida pero se
acentúa más durante la pubertad y la adolescencia. Es importante que
chicos y chicas sepan que hay quien lo hace o quien no y que si se
sienten cómodos con ello y lo disfrutan no les causará daño. Es
necesario contar con la privacidad necesaria para realizar la
autoexploración.
El choque con ciertas ideas
socioculturales que resumen la sexualidad como algo meramente
reproductivo puede generar un fuerte sentimiento de culpa provocándo un
acusado malestar y numerosas ideas negativas sobre uno mismo. Nosotros
mismos somos los únicos responsables de nuestro propio placer sexual,
debemos conocer que es lo que nos gusta y que es lo que no, para poder
después comunicárselo a la persona con la que deseemos establecer
contacto sexual, ya que, contrario a lo que muchos asumen, las personas
no conocen mágicamente lo que a uno mismo le gusta o no; y si no
comunicamos o no sabemos que es lo que nos gusta, tal vez sea muy
difícil experimentar placer sexual.
Está muy extendida la creencia de que el
deseo de masturbarse desaparece cuando uno forma pareja o cuando tiene
una vida sexual suficientemente activa. Sin embargo la masturbación es
una práctica sexual independiente al hecho de tener pareja. Las ganas de
darse placer a uno mismo no desaparecen por tener a alguien con quien
saciar el apetito sexual, aunque cada persona es un mundo y es bueno
aprender a conocerse y saber así las propias necesidades.
Esta práctica se convertiría en un síntoma de un problema cuando se da de manera compulsiva
para mitigar la angustia y la ansiedad ocasionada por situaciones que
no se pueden manejar y que sería muy importante tratar y resolver; otra
situaciones también sucede cuando la masturbación se vuelve una
compulsión y se dejan de realizar otro tipo de actividades por dedicarse
exclusivamente a la masturbación.
La masturbación, junto con el aprendizaje
de las relaciones interpersonales, nos guiará para convertirnos en
seres que pueden mantener una relación de pareja estable y placentera.
No conlleva ningún tipo de peligro o daño
para las personas que la realizan, ni a un nivel físico o somático ni a
un nivel psicológico. No existe ninguna causa o argumento con una base
objetiva que pueda justificar el listado de males asociados a esta
conducta. Más bien, parece que estos mensajes represivos de la
masturbación intentan o tienen el objetivo de asustar a la población
desde una intencionalidad moral y de control de las personas que
pretende negar la sexualidad humana como una posibilidad de placer, de
disfrute y de bienestar corporal. Durante mucho tiempo el placer sexual y
la afirmación del cuerpo como valores importantes y constitutivos de la
persona han sido temidos y censurados por esta causa.
No es ni bueno, ni malo, es una opción
personal y una posibilidad de disfrutar del propio cuerpo y que hay
personas que lo descubren antes y otras que lo descubren después e
incluso que hay personas que no se masturban pero que pueden disfrutar
de su sexualidad a través del juego erótico con otra u otras personas,
estamos desangustiando y abriendo campos de información y de
integración de las múltiples realidades individuales que conforman las
sexualidades de cada persona.
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