María Helena contesta el teléfono. Al
otro lado está su esposo, Camilo, un piloto que viaja todas las semanas
por su trabajo. Es el fin de un largo día. Ella está en Bogotá. Él, en
Buenos Aires.
Para compensar la ausencia de Camilo,
ambos realizan a través del celular lo que se conoce como sexy talking o
sexo al oído, una práctica en la que este sentido y la voz son
protagonistas. Se busca, con las palabras, excitar a la pareja y, por
qué no, hacer el amor. Quienes lo practican lo hacen a través del
celular o por Skype, pero sin usar el video, pues la idea es dejarle
todo a la imaginación. Es común no solo entre parejas adultas, sino
entre adolescentes, pues los ayuda a desinhibirse.
Las razones por las que se practica sexy
talking hoy son muchas. La psicoanalista Inés Bayona enumera dos: “A
este tipo de medios se pasan las personas porque no tienen tiempo para
estar cerca de sus parejas o porque, debido a la distancia, hay
dificultad en los encuentros. Es una manera de decirle al otro: ‘Acá
estoy y me importas’ ”.
Según expertos, las mujeres sienten mucha
más empatía por esta práctica. Desde la perspectiva de género, el oído
de la mujer y del hombre es distinto, dice Laurent Marchal, psicólogo
magíster en Ciencias de la Familia y la Sexualidad y profesor de la
Universidad Konrad Lorenz. “La mujer –afirma– tiende a ser mucho más
auditiva, le gusta que le hablen y que le digan cosas. Ella se puede
excitar con palabras y ciertas expresiones”.
De hecho, el cerebro de las mujeres
concentra un 11 por ciento más de neuronas auditivas y del lenguaje que
el masculino, afirma Alberto Domínguez, neurólogo de la Universidad de
Pamplona.
“El cerebro femenino recibe cantidades
muy altas de estrógenos y progestágenos, que estimulan un crecimiento
mayor de las zonas del cerebro que controlan la comunicación –dice
Domínguez–. El masculino, en cambio, recibe testosterona, que inhibe en
gran parte ese crecimiento, en lugar de incentivarlo. En las mujeres las
palabras llegan directo a los centros de activación del estímulo y el
placer”.
Eso no quiere decir que los hombres no
sean auditivos, pero como es sabido les atrae más lo visual. “Les gusta
ver un cuerpo desnudo –dice Marchal–. Una mujer puede excitarse más que
un hombre leyendo algún cuento erótico. Ellos lo hacen con una revista
pornográfica”.
En todo caso, expertos sostienen que el
sexy talking no debe ser sobredimensionado. Es, más bien, una práctica
natural de un mundo mediado por la tecnología en el que se conquista y
se juega con el otro de formas novedosas, hasta hace 15 años
insospechadas.
Para Bayona, estos medios de encuentro
son una manera más de expresión de afecto y sentimientos, y una forma de
estar con la pareja. “Se puede generar expectativa y deseo, y estimular
la imaginación para un encuentro sexual posterior”.
Esta práctica es también una herramienta
para los tímidos. “En ciertos contextos es más fácil decir las cosas por
teléfono o incluso escribirlas –sostiene Marchal–. A las personas les
da miedo quedar en evidencia por señales físicas particulares que
suceden cuando hablan de temas sexuales, como ponerse rojos o sudar”.
En el caso de María Helena y Camilo,
quienes no tienen hijos y llevan cinco años de casados, el sexy talking
comenzó cuando se dieron cuenta de que la distancia mataba su vida
sexual.
“Yo era un poco tímida, pero me fui
soltando con el tiempo. Ahora compartimos las fantasías que tenemos y
ponemos a volar la imaginación. Sabemos que eso que hablamos lo podemos
convertir en realidad cuando él llega de viajar”.
Sin embargo, el sexy talking puede tener
connotaciones negativas (léase recuadro). No hay que olvidar, concluye
Bayona, que el contacto físico con el otro es vital. “Dejar que una
relación sea exclusivamente por un medio virtual, puede indicar que hay
dificultades”.
No se deje presionar
Para practicar el ‘sexy talking’ usted y
su pareja deben estar dispuestos a hablar de sexo abiertamente. No
presione. Muchas veces las personas no se sienten seguras o no quieren
practicarlo, pero por no perder a sus parejas ceden y se ven envueltas
en situaciones intimidantes.
“Se trata de respetar lo que el otro
siente. A veces puede pasar que con una persona no se sienta cómoda,
pero con otra sí”, acota la psicoanalista Inés Bayona. A lo que el
psicólogo Laurent Marchal agrega: “Es vital llegar a un acuerdo, que se
mantenga el respeto y se establezcan reglas”.
¿Cuándo es algo dañino?
Aunque los especialistas son enfáticos en
que este tipo de comportamientos no son anormales, en ocasiones pueden
tener connotaciones negativas, e incluso tratarse de una patología.
“Sucede cuando la necesidad de
acercamiento a otra persona es tan miedosa y dolorosa que la única
manera de estar con ella es por este medio”, dice la psicoanalista Inés
Bayona.
También es negativa cuando es el
resultado de restricciones familiares o prohibiciones y se vuelve la
única forma de conexión con la pareja.
Fuente: eltiempo.com
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