viernes, 25 de julio de 2014

¿Sexo por obligación? ¡Jamás!.

A veces intentamos ponerle horarios al sexo, pero en lugar de beneficiar nuestra vida sexual, podríamos hacerle daño. ¡La pasión no debería tener horarios!.


Cuando estamos en una relación, es natural que después de un rato comencemos a dejar atrás la parte sexual de nuestra vida de pareja. ¡Y es normal! Una relación seria involucra tantos aspectos de nuestra vida, que es normal cambiar unas cosas por otras.
Pero eso no significa que ya no debas tener sexo con él. De hecho, una forma común de intentar solucionar este problema suele ser convertir el sexo en algo un poco más rutinario. Si ya nunca van a la cama, algunas parejas suelen establecer días específicos para evitar perder la pasión, ¡pero eso es justo lo que no deben hacer!
Quizás esto suceda más a menudo en ellos, ya que pareciera que siempre quieren meterse a la cama a hacer lo suyo, pero nosotras necesitamos esperar al momento correcto, además de que a veces no nos sentimos cómodas con nuestro cuerpo, nos está bajando, tenemos demasiadas cosas en mente… ¡La lista es interminable!
Si tienes hijos o muchísimas responsabilidades, seguro puedes identificarte con esto. A veces lo único que quieres es descansar y olvidarte de todo, mientras que lo único que él pareciera querer es desnudarte. Incluso a veces ni lo dicen, pero lo demuestran con pequeñas indirectas (que en realidad son bastante directas, pero ellos no se dan cuenta).
En realidad todo se reduce a la comunicación. No se trata de negociar ni de sacrificar otros aspectos de tu vida para darle espacio al sexo, ya que lo estaremos convirtiendo en una responsabilidad o incluso una obligación, ¡y no hay nada menos sexy que eso!
Si necesitas hablar con él, lo primero es tomar en cuenta el frágil ego de los hombres. Ya sabes que ellos son bastante vulnerables con todo lo que tiene que ver con su masculinidad, así que trátalo con tacto para evitar hacer más grande el problema.
Si estás cansada, ¡díselo! Si no tienes ganas, ¡díselo! No tienes por qué negociar con tu cuerpo y mucho menos con la persona que amas. El secreto está en trabajar juntos para encontrar la solución a sus problemas.
Por Beatriz Castillo

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