La larga convivencia con el estrés la
llevamos a todas partes, incluida la cama, que para muchas chicas no es
solo el sitio de descanso, sino también el lugar donde deben ejercer
como diosas del sexo y perfectas amantes. ¿Se puede imaginar algo más estresante que estar bajo presión a la hora de intentar disfrutar? .
La ansiedad por lograr una actividad sexual placentera siempre había sido privativa del territorio masculino, pero las mujeres hace tiempo que se han apuntado a la carrera, y esto ha hecho que el sexo se ha convertido en otra causa de estrés, en lugar de ser una práctica para conseguir intimidad y placer con la pareja.
Veamos cuál es el top ten de las preocupaciones sobre sexo de las mujeres:
1. Nunca he llegado al orgasmo con el coito. Es
el problema sexual femenino universal . Algunos estudios apuntan que un
75 por ciento de las mujeres no consiguen el orgasmo con la
penetración, y otro 15 por ciento no lo consigue nunca, de ninguna
manera. De hecho, hasta hace poco se cuestionaba la existencia del orgasmo vaginal.
Si estás en el 25 por ciento de las mujeres que alcanza habitualmente el orgasmo puedes considerarte afortunada. Pero si no es así, el primer paso es quitarse de la mente la idea de que el orgasmo
es una leyenda urbana, que no existe o que no es para ti. También hay
que dejar de pensar que es la única forma de disfrutar. El consejo de
los sexólogos es relajarse y disfrutar con otras técnicas de la
intimidad de la pareja, seguramente el día menos pensado te sorprenderá
un orgasmo.
2. No luzco bien desnuda. La imagen corporal es un elemento clave de la autoestima e impacta directamente en la vida sexual.
De acuerdo con las investigaciones de la doctora en Psicología Jennifer
Haststein, aproximadamente el 61 por ciento de las mujeres está
pensando en cómo lucirá su cuerpo desnudo en medio de una jornada de
sexo. En 2011 un estudio de Fitness Magazine reveló que el 51 por ciento
de las mujeres renunciaría un año al sexo por estar delgadas durante
ese año.
Sobra decir que sentirse poco atractiva
(y evitar posturas que crees que no favorecen tu aspecto) es un tiro de
gracia para las ganas y la disposición de tener sexo.
Para estos casos, los terapeutas desaconsejan forzar la máquina e
intentar tener sexo aunque no apetezca demasiado. En su lugar, los
expertos creen que es mejor hacer algo que te haga sentir sexy, quizás
clases de yoga, salir una noche con amigos o regalarte un buen masaje.
El placer siempre mejora la autoestima y la confianza en uno mismo.
Un buen amante sabrá esperar a que llegue
el momento, así que no te sometas a presiones que serán a largo plazo
contraproducentes.
3. No tengo una vagina “normal”. Este
sentimiento erosiona la confianza sexual y lleva a muchas mujeres
directas al quirófano, guiadas por dudosos criterios estéticos o de lo
que es normal o dejar de serlo. Dicen que la culpa es de la industria
del porno que ha creado una imagen concreta de “vagina deseable” como un
canon estético más al que deberíamos someternos sin chistar.
4. Soy mala en la cama. Es cierto que el sexo
mediocre no es divertido para ninguna de las partes implicadas. Pero
antes de disponerte a cargar con todas las culpas, ten en cuenta que el
buen sexo tiene mucho más que ver con cuanto de compromiso por dar y
disfrutar haya en las dos partes que con acrobacias o técnicas sexuales.
El mal sexo puede tener varias causas.
Por ejemplo, no estar cómoda con tu pareja o que estés en un proceso de
aprendizaje sobre las cosas que te gusten y te excitan. En cualquier
caso, con la persona adecuada y un poco de experimentación todos podemos
ser estelares en la cama. Es una cuestión de construir confianza e
intimidad con la otra parte, y por supuesto, como en cualquier otro
ámbito de la vida, la práctica hace la excelencia.
5. Me aburre el sexo con mi pareja. Contrario
a la creencia popular, las parejas casadas reportan tener sexo más
frecuentemente de lo que se cree y mayores niveles de satisfacción
sexual que los solteros o las parejas que no conviven. Esto puede ser
una muestra de que el sexo dentro de una relación estable no tiene por qué ser monótono. Y en algunos casos, puede ser el mejor sexo posible. Hay un nivel máximo de intimidad y comodidad. Además ambos se conocen y saben muy bien lo que quiere el otro.
Es cierto que el deseo sexual
en las mujeres decrece gradualmente cuando están en una relación larga.
Si es ese tu caso, o mejor es tratarlo abiertamente con tu pareja y
probar nuevas cosas que te abran el apetito sexual.
6. No tengo ganas. Si
ese es tu problema, no estás sola. UNa entrevista realizada en 2008 con
más de 30.000 mujeres encontró que era un problema bastante frecuente,
incluso en la franja de edad comprendida entre los 18 y 44 años.
Es importante que no te sientas culpable.
El bajo nivel de deseo sexual puede ser una consecuencia del consumo de
determinadas píldoras anticonceptivas, de la falta de sueño o de
algunos antidepresivos. Si no estás segura de qué puede estar afectando
tu deseo sexual, es conveniente que hables con tu ginecólogo. La buena
noticia es que hay varios métodos para estimular la libido.
7. He tenido demasiadas (o muy pocas) parejas sexuales. Algunas
personas han experimentado diferentes tipos de sexo, y otros solo han
tenido un tipo de experiencia sexual. Esto quiere decir que lo que es
normal para unos no tiene que serlo para otros. Lo ideal es crecer a
partir de la propia experiencia sexual y no someterse a nada por
obligación, solo para complacer a tu pareja. El sexo es cosa de dos.
8. Tengo una enfermedad de trasmisión sexual (por ejemplo, un herpes genital). Es
un tema peliagudo de tratar con una pareja potencial, pero hay que
hacerlo. Y n tiene por qué ser una sentencia de muerte para tu vida
sexual. Tu puedes sentirte estigmatizada por tu problema, pero quizás
sea más tu actitud que la realidad y el comportamiento del otros
contigo. Si estás nerviosa, lo mejor es buscar ayuda. Pero nunca
consideras la posibilidad de engañar al otro.
9. Ya no tengo vida sexual (ni creo que vuelva a tenerla). Si
tienes la impresión de que a tu alrededor todo el mundo tiene orgasmos
múltiples y locas noche de pasión, mientras tú te consumes en un limbo
sexual, recuerda las estadísticas que hablan de que la mitad de la
población considera que no está satisfecha con su vida sexual. Si estás
pasado tu particular travesía del desierto, recuerda que todos han
pasado por ahí antes que tú. Relájate y espera a estar en una mejor
disposición para el amor.
10. Me excitan cosas que realmente no querría hacer en la vida real. Los
terapeutas insisten en comparar el sexo femenino con los mandos de un
avión, sofisticado, complejo y con un montón de misterios. Mientras el
masculino se compara con las marchas de un coche, mucho más sencillo de
conducir. Se sabe que la capacidad de excitación de las mujeres es más
fluida que la de los hombres y que puede excitarse con una variedad de
estímulos. Por otra pare, los terapeutas advierten de que en cuestiones
de sexo muchas veces el cuerpo y la mente no se ponen de acuerdo.
Por ejemplo, si tienes una fantasía de
dominación sado maso que no se aviene con tus valores feministas, no
montes un drama con ello. Recuerda que el deseo no es racional ni lógico
ni moral, y mucho menos políticamente correcto.
Fuente mujerhoy.com
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