Los celos son un sentimiento perfectamente natural cuando es moderado. Sin embargo, los celos
también pueden transformarse y ser enfermizos, desmesurados,
asfixiantes e insoportables, lo cual pone en peligro la salud mental y
la vida en pareja.
Tras realizar un estudio canadiense se comprobó que un grupo de adultos clasifica los celos
en el segundo lugar de las dificultades más importantes de entre 37
situaciones conyugales. Y, aunque los celos moderados son indisociables
de cualquier relación amorosa, pueden convertirse, cuando se embalan, en
sentimientos muy nocivos para la pareja. Que el corazón se te encoja
cuando ves una mujer muy guapa que se acerca (demasiado) a tu marido no
tiene nada de enfermizo… pero no es necesario comportarse de forma
laxista o ingenua, pues el espionaje sistemático es nefasto en cualquier
situación. “¿Dónde estabas? ¿Con quién has desayunado? ¿De qué conoces a
esa presumida? ¿Por qué sonríes mientras la escuchas? ¿A quién estás
llamando? ¿Quién es esa rubia pava que te mira con ojos de pescadilla
frita?”: el celoso (o celosa)
enfermizo (o enfermiza) hace que su propia vida, y la de su pareja, sea
un verdadero infierno, ya que los celos incontrolados e incontrolables
conducen a una vida en pareja nefasta.
Entre sospechas y pasiones
Paranoicos y extremadamente posesivos,
los celos enseguida se convierten en una obsesión, de forma que la
persona sólo tiene un objetivo: descubrir, cueste lo que cueste y
mediante todos los medios posibles, la “verdad” atroz que destrozará su
corazón y su vida en pareja: su pareja le engaña. Esta reacción de
agresividad y de odio a una pérdida (o quizás sólo una amenaza de
pérdida), suele ir acompañada, generalmente, de una baja autoestima. La
persona celosa cree que en realidad no se merece el amor de su pareja:
“mi esposa (o mi marido) es más joven que yo, y tengo la sospecha que
tiene un amante de su edad”, suelen escuchar a menudo los psicólogos.
Vive permanentemente sospechando, no confía en nadie y se “monta la
película” que su pareja ya no le ama. En su burbuja enfermiza, deforma
las conversaciones y siempre hace una montaña de un granito de arena.
Las sospechas incesantes le ponen de mal humor y, probablemente, sólo
logrará destruir su pareja.
¿Cómo vivir con los celos?
Si la persona celosa sufre, es
inevitable, desgraciadamente, que la pareja también sufra, de forma que
la vida en pareja puede ser una auténtica pesadilla. En efecto, los
celos falsean el diálogo, que puede convertirse en un verdadero
infierno. Lo más terrible y desmotivador es cuando la pareja en sí no
tiene nada que reprocharle, sino que sólo siente que el otro no tiene
confianza y sólo dice “yo estoy seguro (o segura) que me engañas, sé que
algún día me dejarás”. Es necesario, con el paso de los días, que
abandones esta actitud.
En la vida cotidiana, aunque la actitud
del celoso sea casi insoportable, no dejes de intentar jugar a seducir a
tu pareja, y no busques provocarla ya que el juego podría degenerarse
muy rápidamente… No te olvides que algunas personas celosas pueden
cometer errores irreparables… Así que evita las alusiones, el humor y
las frases con doble sentido que pueden desencadenar una discusión
enfadada. Al contario, asegúrale y repítele varias veces que puede tener
confianza en ti y que tú le quieres. Pero atención: debes tener cuidado
porque, sea lo que sea, todo lo que digas “podrá ser utilizado en tu
contra”. Esto puede alimentar aún más sus celos y deformarlo todo.
Explícale que tú no piensas responder a sus preguntas incesantes y
muéstrate insensible a su acoso. Si bien no puedes estar continuamente
cediendo, piensa que quizás estés poniendo el dedo en un terrible
engranaje. De hecho, varios maridos celosos piden a sus esposas que
dejen de trabajar… Y cuando ellas aceptan, lo pagan muy caro. En efecto,
cualquier persona celosa busca alienar la libertad de su pareja para
controlarla por completo.
Antes de todo, la persona celosa debe
curarse. Sugiérele que consulte un psicólogo para que averigüe de dónde
procede esta terrible falta de confianza en ti y en sí mismo.
Fuente doctissimo.es
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