Las personas transexuales son aquellas que se identifican con el género contrario al que representan.
Hombres, atrapados en cuerpos de mujer. 
Mujeres que nacen como hombres. La mente de estas personas les dice que 
no se corresponde su apariencia física y su realidad biológica con lo 
que son, realmente.
Conflictos de personalidad
El primer conflicto emocional surge en 
una persona transexual desde muy temprana edad. Niñas que, no solo no se
 identifican con su supuesta identidad femenina, sino que aborrecen todo
 lo que representa y envidian a sus hermanos o compañeros varones. O 
niños que, además de sentirse más cercanos al género femenino, sienten 
aversión por su propio físico masculino. Esto desencadena graves 
conflictos emocionales, que pueden afectar la estabilidad mental.
Los transexuales no son gay o lesbianas, 
realmente, aunque la mayoría se acaba identificando con esos colectivos 
durante la pubertad y adolescencia. Mientras que el homosexual masculino
 o femenino asume sentirse atraído por personas de su mismo sexo, pero 
sin sentir incomodidad con su propio género, los transexuales anhelan 
ser incluidos entre las personas del género contrario al que aparentan 
exteriormente. Pero también hay que diferenciar entre transexualidad y 
otras orientaciones de género, como el travestismo, cuyos integrantes 
disfrutan representando el rol del otro sexo, pero tampoco se sienten a 
disgusto con el propio.
Por eso, aunque durante una etapa de sus 
vidas se crean homosexuales, el problema emocional persiste, a menos que
 se les realice un diagnóstico acertado y a tiempo. Comprender qué 
ocurre realmente, evita muchas otras complicaciones emocionales, aunque 
lleva de forma inevitable al deseo fervoroso de “cambiar de sexo”, lo 
que clínicamente se define como “reasignación sexual”, de modo más 
correcto.
Consultar a los expertos médicos
La persona que se sienta a disgusto con 
su género sexual exterior, debe buscar la asesoría psicológica precisa, 
antes de cualquier tratamiento médico. En ese sentido, en casi todos los
 países que contemplan la posibilidad del transgénero, la Unidad de 
Trastornos de Identidad de Género les informará y orientará hacia los 
profesionales más convenientes.
Los peligros de secuelas graves, efectos 
no deseados y enfermedades, por automedicación con hormonas y otros 
fármacos o tratamientos, para cambiar el aspecto físico, se agravan de 
no mediar la vigilancia médica adecuada.
Hormonas para empezar
Iniciado el proceso, el endocrino 
indicará cómo empezar con la ingesta de hormonas, dependiendo de las 
circunstancias físicas y la edad de cada paciente. Los cambios físicos 
suelen ser espectaculares y alentadores para la persona que desea 
cambiar su aspecto sexual exterior.
Pero el trayecto es duro, y necesita de 
tiempo. Muchos profesionales de la medicina, aconsejan iniciarlo a 
edades cuanto más tempranas mejor. Pero esto es muchas veces complicado 
de conseguir, debido no solo a las dudas y confusión inicial del propio 
interesado, sino a los inconvenientes sociales o legales. Por ejemplo, 
los expertos indican que, una cirugía de re asignación sexual (GRS, por 
sus siglas en inglés) tiene menos riesgos y posibilidades de secuelas 
adversas cuando se realiza en adolescentes o personas muy jóvenes, que 
en adultos. Pero la legislación vigente en muchos países prohíbe 
someterse a esas operaciones antes de cumplir la mayoría de edad. Previo
 a la cirugía, el tratamiento con hormonas (femeninas o masculinas), 
suele durar un mínimo de año y medio o dos años.
Cuando llega la operación
Los transexuales que se someten a este 
costoso y largo proceso para obtener su deseada identidad sexual, ven la
 cirugía que los transformará, externamente, en hombre o mujeres, como 
el momento definitivo de su conversión en las personas que desean ser.
Los nacidos como chicos que se sienten 
chicas, lo tienen más fácil para la cirugía de re asignación genital, en
 su morfología, que el caso contrario, aparentes chicas que desean ser 
chicos. Obviamente, la transformación de un cuerpo masculino en femenino
 precisa menos cirugía que la de un cuerpo femenino en masculino, que es
 bastante más radical y complicado. La reasignación genital de mujer a 
hombre, necesita de la extirpación de los senos (mastectomía bilateral),
 la de los ovarios (histerectomía y anexectomía), y la de reconstrucción
 de genitales similares a los masculinos(metaidoioplastia).
No obstante, la mayoría de estas personas
 tratadas para la adecuación sexual física y mental, se sienten muy 
satisfechas de los resultados, que les permiten reconciliarse con su 
aspecto y presentarse como quienes quieren ser.
Ante la sociedad
Muchos son los tabúes y mitos que se han 
forjado hacia la transexualidad. Es conveniente, en justicia, valorar el
 duro trance psíquico y físico que éstas personas se avienen a afrontar,
 con tal de conseguir su identidad real, para darse cuenta de la gran 
valentía y la necesidad vital que para ellas representa todo el proceso.
Poco a poco, se destierran las burlas y 
frivolidad con que eran tratados estos temas en el pasado reciente. La 
transexualidad va siendo admitida en la sociedades más desarrolladas, e 
incluso legalmente se permiten cambios administrativos de nombre y 
género.
Fuente about.com
 
 
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