El sexo no tiene por qué
verse perjudicado por el embarazo, claro que habrá que priorizar la
comodidad de la mujer e ir adaptándose a la panza creciente. El doctor
Juan Carlos Kusnetzoff armó una guía para tener a mano en las distintas
etapas de la gestación del bebé.
El primer trimestre del
embarazo suele estar atravesado por malestares, mucho sueño y unos
cuantos temores. El último mes, el tamaño de la panza puede resultar
inmanejable, como la ansiedad por el inminente nacimiento. En el medio,
el sexo no tiene por qué verse perjudicado por el embarazo. Claro que
habrá que priorizar la comodidad de la mujer e ir adaptándose a la panza
creciente.
El segundo trimestre es el más “sexual”
del embarazo. Es cuando las hormonas femeninas provocan cambios en los
pechos y los genitales, fortaleciendo la sensación orgásmica gracias al
incremento del flujo sanguíneo y la mayor sensibilidad en las
terminaciones nerviosas. Además de la mayor lubricación, los labios
vaginales estarán más voluminosos.
Si bien las posturas y frecuencia de las
relaciones dependerán de cada pareja, se pueden seguir algunas
recomendaciones a la hora de elegir: es preferible que sea la mujer
quien controle el ritmo y la intensidad del encuentro; hay que evitar
las penetraciones bruscas y –cuando el embarazo está avanzado– optar por
las laterales y posteriores.
El cuerpo de la futura madre debe
permanecer siempre cómodo y relajado, sin realizar movimientos o
posturas que la hagan perder el equilibrio o correr el riesgo de
golpearse. Está contraindicado que el peso del varón se deposite sobre
el abdomen de la mujer o sobre su pecho, dificultando su respiración.
* Él arriba, ella abajo.
La postura más tradicional para hacer el amor puede mantenerse en el
primer tramo del embarazo, pero se hará más incómoda a medida que pasen
los meses. Entonces, el hombre tendrá que sostener su peso con los
brazos a ambos lados de su pareja, para evitar la presión sobre el bebé.
* Al borde de la cama. Para
evitar que el peso del hombre aplaste la panza, la mujer puede
colocarse boca arriba con la cola justo al borde de la cama. Él, parado o
arrodillado adelante, sosteniendo las piernas de su mujer. La
penetración se logra con facilidad, incluso cuando la panza es
prominente.
* Los dos de lado. Se
trata de la famosa “cucharita”. Es una cómoda postura para el último
tramo del embarazo. Permite una penetración suave, con él recostado
detrás de ella y ambos en posición fetal. La panza, en tanto, reposa
sobre la cama sin recibir presión. Las manos libres invitan a las
caricias.
* Sobre una silla. El
varón puede sentarse y apoyarse en el respaldo, mientras su compañera se
sienta encima. Al principio, pueden estar cara a cara. Con el correr de
los meses, se impondrá un cambio: ella se sentará de espaldas a él,
para poder controlar el ritmo, la intensidad de la penetración y
mantener la panza sin presiones.
* Ella arriba. Él se
recuesta boca arriba y ella se sienta encima, mirándolo de frente. Esta
postura será algo menos cómoda en el último tramo de la gestación, y
puede resultar un poco cansadora para las piernas, por lo que se sugiere
no mantener la misma postura por largo tiempo.
* En cuatro patas. Una
vez que la panza es prominente, el “perrito” es una de las opciones más
placenteras. La mujer se coloca en cuatro patas, con las piernas
levemente abiertas, y su compañero se ubica detrás. Otra opción, los dos
de rodillas pero con los torsos levantados, apoyando los brazos sobre
la cama o el sofá.
Extractos del
coleccionable “Las 1000 preguntas que siempre te hiciste sobre sexo” del
doctor Juan Carlos Kusnetzoff, médico psiquiatra y sexólogo.
Fuente clarin.com
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