El sadomasoquismo, o el 
placer sexual de provocar o recibir dolor, puede ser una experiencia 
meditativa y en algunos casos puede dar lugar a un estado alterado de la
 conciencia, según algunas investigaciones científicas.
El sadomasoquismo consensual fue 
considerado durante mucho tiempo un tema patológico, pero los psicólogos
 que estudian a personas interesadas en el BDSM (bondage, disciplina, sadismo y masoquismo)
 no han logrado encontrar evidencia de que estas prácticas sexuales sean
 perjudiciales. Un estudio, publicado en mayo de 2013, encontró que en 
realidad los practicantes del BDSM se encontraban en 
mejores condiciones anímicas que la población en general e inclusive 
tienen relaciones estables y sufren menor ansiedad. Actualmente, el 
manual definitivo de los psiquiatras, el DSM- 5, califica al BDSM como 
una parafilia, o una fijación sexual inusual, pero sólo lo clasifica 
como un trastorno si causa algún daño.
Si el sadomasoquismo no 
es una patología como se pensaba, la pregunta es por qué algunas 
personas se involucran en estas conductas sexuales dolorosas. Parece que
 es superficialmente paradójico.
Para averiguar los efectos positivos del 
S&M, Josh Ambler, psicologo de la Universidad de Massashusetts, 
reclutó a “interruptores”, o personas de la comunidad de S&M que les
 gustára tanto recibir dolor como provocarlo. Seleccionó a catorce 
interruptores, 10 de los cuales eran mujeres, que accedieron a ser 
asignadas a uno de los dos roles para la noche.
Antes y después de su experiencia sexual,
 los voluntarios completaron una prueba cognitiva llamada la tarea 
Stroop, en el que vieron una palabra escrita de un color que no fuera lo
 que decía la palabra ( “azul ” escrito en rojo, por ejemplo). Es 
difícil para el cerebro leer la palabra correctamente cuando el color de
 las letras choca con el sentido, haciendo de esta una prueba 
ampliamente utilizada en las capacidades cognitivas. Los voluntarios 
también completaron cuestionarios sobre sus sentimientos de “el flujo” 
durante la experiencia sadomasoquista. El flujo o flow es un estado de 
concentración y placer que siente la gente cuando se sumerge 
completamente en una tarea.
Los resultados mostraron que las personas
 que desempeñaron el papel del que recibía dolor arrojaron puntuaciones 
más pobres en la tarea Stroop, que se ven como una reducción a corto 
plazo de las funciones en una parte del cerebro llamada la corteza 
prefrontal dorsolateral. Esta región está vinculada con el control 
ejecutivo, la memoria de trabajo y otras funciones de nivel superior .
El dolor que viene del sexo 
sadomasoquista puede causar que el cerebro desvíe el flujo de sangre 
lejos de esta región, provocando subjetivamente un estado alterado de 
conciencia.
“Parte de la razón de que estas 
actividades de S&M pueden ser tan extremas, es que en algún nivel, 
son particularmente efectivas para provocar  que el cerebro cambe su 
distribución del flujo sanguíneo”, dijo Ambler.
La gente en el rol que provoca dolor 
consiguió algunos beneficios también. Ambos lados de la ecuación 
reportaron niveles similares de flujo durante su escena sexual.
Los hallazgos sugieren que el 
sadomasoquismo no sólo se trata de sexo. Un segundo estudio, dirigido 
por Ellen Lee, una psicóloga de la Universidad del Norte de Illinois y 
su equipo de investigación sobre BDSM, se concentraron en un ritual no 
sexual – pero al mismo tiempo muy doloroso – realizado por algunos 
miembros de la comunidad.
La llamada “Danza de las Almas “, este 
ritual involucra personas que se hacen piercings temporales en la piel, a
 través de los cuales se colocan ganchos con cuerdas. Las cuerdas de una
 persona están conectadas a las de otros del grupo o en un objeto fijo y
 se tiran o se tensan de acuerdo a la música o la batería que suenan en 
el background. Estos eventos también son conocidos como “los tirones de 
energía” y se consideran sobre todo espirituales, no sexuales.
Los investigadores encuestaron a 22 
participantes en uno de los rituales de una conferencia de la comunidad 
KINK en California. Cinco participantes estuvieron de acuerdo en 
participar, así como nueve partidarios y ocho observadores. Los 
participantes llenaron encuestas sobre el estrés, las emociones, el 
flujo y el grado en que se sentían a sí mismos superpuestos con los 
demás en el evento. También dieron muestras de saliva para comprobar su 
cortisol, la hormona que segregamos durante el estrés.
Como era de esperarse, al recibir dolor, 
los niveles de cortisol aumentaron durante el ritual. Pero algo extraño 
sucedió: Los participantes reportaron sentirse menos estresados.
“Vemos esta desconexión interesante”, 
dijo Sagarin. “Creemos que esto puede ser indicativo de los tipos de 
estados alterados de conciencia que la gente podría estar buscando en 
éstas prácticas”
El efecto podría no ser tan diferente de 
lo que la gente experimenta cuando contorsionan sus cuerpos durante el 
yoga, o incluso durante la meditación. las personas que completan el 
ritual de extracción de energía también dicen sentirse más conectados 
con los demás.
Los efectos cerebrales que Ambler 
encontró podrían proporcionar una explicación. La corteza prefrontal 
dorsolateral es responsable, en parte, de distinguir la individualidad 
de otros. Si fluye menos sangre al cerebro durante estas experiencias 
intensamente dolorosas, el resultado puede ser un sentimiento de unidad.
Los investigadores esperan que en futuros
 estudios se implicará el seguimiento minuto a minuto de los 
participantes al profundizar en cómo se vinculan lo fisiológico y lo 
psicológico. Los resultados son interesantes porque iluminan ese vínculo
 y porque el sadomasoquismo puede no ser tan marginal como los 
psicólogos pensaban.
“La investigación sugiere que una minoría
 importante de personas, hacen bien en fantasear o participar en estas 
actividades”, dijo Sagarin . “Hay mucha relevancia en el S&M en 
términos de la cantidad de personas que estén directa o indirectamente 
involucradas.”
Fuente  avantsex.com
 
 
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