¿Se disfruta más del sexo cuando es sin amor y sin compromiso?
Para un hombre
estar con dos mujeres (el trío MHM) pone en juego sus capacida
des sexuales,
aquellas que ayudan a reforzar la virilidad. En el imaginario masculino la idea
de “complacer” a dos mujeres y de mantener la equidad para que ninguna se
sienta desplazada es un fuerte estímulo erótico.
Esta premisa se
desvirtúa en la realidad cuando aparecen otras opciones que permiten que él se
relaje y deje que ellas hagan su parte. A los hombres les gusta no solo
participar activamente en la relación, también disfrutan viendo cómo las
mujeres se besan y estimulan sus zonas erógenas.
En un trío (sea
de dos mujeres y un hombre o de dos hombres y una mujer) también se aprende:
las mujeres saben qué tocar de otra mujer así como los hombres saben qué tocar
en otro hombre. La erótica del juego homosexual puede enriquecer la erótica
heterosexual, ya que en la primera el contacto entre los cuerpos es más
importante que el objetivo de penetrar.
El placer femenino
Para los
hombres, el trío MHM es fuente de placer y de refuerzo a su hombría. En las
mujeres, además del disfrute, el contacto permite descubrir sensaciones nuevas
y ampliar el registro erógeno de su cuerpo.
Si nos basamos
en la premisa de que en el sexo el hombre es más visual y la mujer más
sensorial, las ganancias que ellas obtienen de la experiencia triangular se
inscriben en esta pauta. No obstante, existen mujeres que prefieren ver cómo su
pareja tiene sexo con otra y no les gusta ser tocada ni tocar a la otra mujer.
Del deseo a la acción
En el terreno
de la fantasía todo es posible, sin embargo, algunas se convierten en un deseo
intenso y buscan hacerse realidad. Si la persona está sola debe acordar primero
con ella misma y entregarse a la experiencia, sin olvidar los recaudos
necesarios para no exponerse a situaciones de riesgo.
En el contexto
de pareja (sobre todo aquella que está consolidada) llevar adelante una
fantasía y convertirla en acciones reales requiere de un acuerdo entre las
partes. Ninguno se debe sentir obligado a cumplir con el otro y la búsqueda de
variantes sexuales debe tener como fin el placer mutuo.
Cuando se trata
de incorporar a otras personas en el juego sexual, “la cama” (o el lugar que se
elija) se convierte en el lugar de expresión. Cualquier contacto fuera de ella
sería transgredir el acuerdo.
Y el trío se hizo realidad
Los tríos
sexuales son más frecuentes en vínculos que ya llevan un tiempo y se convencen
que necesitan otras maneras de incentivar el deseo o de probar otras opciones
eróticas.
Por lo general,
las parejas que se deciden no quieren pagar para incorporar a un tercero, la
cual sería la alternativa más fácil (siempre y cuando se cuente con el dinero).
No es solo por la plata: en realidad, cuenta el conocimiento previo que se
tenga de la otra persona. Es frecuente que la fantasía incluya a una persona
conocida, por ejemplo a una amiga, quien seguro haya sido previamente la
protagonista de las fantasías.
En otros casos,
la posibilidad surge espontáneamente luego de una fiesta o de una reunión en la
cual las insinuaciones y el juego de seducción entre los tres desembocan en la
cama.
Consejos para los que se animan a un trío
* El acuerdo
mutuo es premisa fundamental.
* Nadie se debe
sentir obligado a hacerlo.
* El objetivo
es encontrar variantes placenteras.
* Tener la
libertad y la confianza para comunicar los desacuerdos.
* Convertirla
en una variante más y no una forma preestablecida para lograr el placer sexual
(excepto aquellas parejas que lo consideren indispensable).
* Optar por
lugares “neutrales” como, por ejemplo, un hotel. Conviene que la fantasía tenga
su lugar de concreción que no sea el lugar de lo cotidiano.
* Tomar los
recaudos necesarios si se convoca a desconocidos.
* Usar
profiláctico durante todo el encuentro sexual.
Fuente: clarin.com
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