miércoles, 28 de mayo de 2014

Cómemelo (o no…)

(Publicado originamente en MíraLES Magazine)

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Hay personas a las que no les gusta dar placer oral, sí, sí, como lo oís. También las hay que, por el contrario, no quieren recibirlo. Misma conducta a la inversa, diferentes motivos. ¿Qué podría llevar a alguien a odiar el sexo oral? Es una pregunta que me ha hecho muchas gente y estoy dispuesta a llegar al fondo de la gargan… digo de la cuestión para averiguarlo. Hoy nos centraremos en mujeres: cuando no se quiere dar placer oral a una mujer y cuando una mujer no quiere recibir placer oral.

Cuando no se quiere dar placer oral

Motivo número 1: el sabor es desagradable.
Eso tenemos que admitirlo todas, el sabor de nuestras compañeras no tiene por qué ser el mejor del mundo, depende mucho de cada persona. Cada una tenemos un sabor diferente, aunque parecido, que no tiene que ver en absoluto con la higiene personal. Aquí no entra cuántas veces te lavas, sino cuál es tu sabor propio y característico. Consejo: Si tuviste una mala experiencia, pero has cambiado de compañera, quizá quieras volver a intentarlo. Si sigues con la misma, prueba con los lubricantes de sabores. Reducirán el olor y, a decir verdad, ¡algunos están deliciosos!

Motivo número 2: el olor tira para atrás.
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Si este es tu motivo, no te juzgo. Tiene que ser muy desagradable meter tu boca en un sitio que huele igual que una pescadería a la que no le han hecho una inspección de sanidad. Aunque puede haber una explicación para semejante hedor:
  1. Su olor corporal es muy fuerte, lo cual no tiene demasiada solución, salvo que se lave justo antes de practicar sexo oral o lo practiquéis en la ducha (quizá esto reduzca un poco ese olor).
  2. La tía es un poco cerda y no se lava muy a menudo; esto tiene una solución muy sencilla. Sabes cuál es, ¿verdad?
  3. Quizá tu pareja sufra vaginosis bacteriana, una afección que provoca un “olor a pescado” muy característico. Consejo: El médico podrá echarte una mano con ello (no literalmente, claro) y tomad precauciones, podría infectarte a ti también.
Motivo número 3: me da repelús.
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Puede que simplemente los genitales no te gusten físicamente, te tiren para atrás de hecho. Es más común de lo que parece. No a todo el mundo le gusta la forma de sus genitales o los de su pareja (para qué engañarnos, no tienen una forma demasiado atractiva). Consejo: Prueba a mirar tus genitales, a conocerlos, quizá aceptando los tuyos aceptes los de tu pareja. Otra opción puede ser vendarse los ojos. No verás nada y además puede convertirse en un juego bastante divertido. Piensa sobre ello, quizá te guste esta idea.

Motivo número 4: no disfruto haciéndolo.
Es un motivo tan válido como cualquier otro. Hay prácticas que no tienen por qué gustarte aunque a otras personas sí. Las relaciones sexuales están para ser disfrutadas y vividas en libertad, sin ningún tipo de presión o coacción por parte de nadie. Si tu pareja te pide que lo hagas pero tú no quieres porque no te gusta, deberéis hablarlo; en estas cosas, la comunicación es primordial. Si no lo acepta, tendréis que buscar una solución que no os desagrade a ninguna de las dos.

Motivo número 5: creo que no voy a saber hacerlo.
Si lo que te da miedo es no satisfacer a tu pareja, es el problema que más fácil solución tiene. Pídele a tu pareja que te enseñe cómo quiere que se lo hagas, puede convertirse en un juego muy divertido, maestra y aprendiz, y será una manera de quitarte ese miedo (entre otras). ¿A qué estás esperando para que te den una lección?
Cuando no se quiere recibir placer oral

Motivo número 1: sentirse desprotegida.
En el sexo nos entregamos en totalidad, damos nuestra confianza a la otra persona. Y ahí reside el problema, muchas mujeres tienen miedo de entregarse a la otra persona. ¿Por qué? Por lo general, son personas que tienen miedo de perder el control, de dejarse llevar y sienten que serán vulnerables, que la otra persona romperá la coraza que las protege. La solución a esto pasa por aprender a dejarse llevar, aprender que no todo podemos controlarlo. Suena fácil, pero no siempre lo es. Si sientes que eres incapaz, acude a un/-a sexólogo/-a que te ayude a ello.

Motivo número 2: no consigo abandonarme.
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A muchas mujeres les cuesta abandonarse en el sexo y su cabeza acaba yéndose al supermercado o a las tareas que tienen que hacer hoy. El problema reside en no saber abandonarse a las sensasiones, no saber disfrutar de la relación sexual. Quizá un masaje previo ayude a meterte en faena. Si no lo consigues, quizá es hora de acudir a un/-a sexólogo/-a.
Motivo número 3: no me gusta la sensación.

Por supuesto, no tiene por qué gustarte. Cada cuerpo es un mundo y, como tal, cada cuerpo tiene una manera diferente de disfrutar. Si has descartado cualquiera de las otras opciones, quizá simplemente la sensación no te guste o sea demasiado intensa. En el primer caso, no pasa nada, seguro que tienes muchas más maneras de disfrutar. En el segundo caso, si aun siendo demasiado quieres intentarlo, prueba a que tu pareja lo haga de una manera más externa, sin tocar directamente el clítoris.

Como veis, hay tantas razones como personas. Estas son sólo algunas de las muchas razones que pueden llevar a una mujer a rechazar el sexo oral. Esto no las convierte en bichos raros, simplemente tienen otras maneras de disfrutar. Si crees que es por algo que tiene solución, quizá debas explorarla; si estás convencida de que no quieres, ¡disfruta del placer que nos brinda el resto del cuerpo!
Y tú, ¿eres de las que disfruta del sexo oral o no?
Aida Castaño

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